2ª Orden

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–Buenas noches, Lord –Me despertó Bastián como siempre–, el joven ya se ha despertado, le di su respectiva medicación para el dolor y algo de comer antes de mandarlo volver a dormir.

Mientras me contaba lo sucedido me entregó el periódico del día y preparó mi desayuno.

–Y lo veías bien? –Pregunté mientras mi mirada pasaba una y otra vez por las distintas noticias pero sin llegar a leer ninguna.

–Realmente no, está confuso y no parece tener recuerdo alguno de lo sucedido o mientras Aldinach era el que manejaba su cuerpo, a demás de estar bastante adolorido.

–Despiértalo cuando termine mi desayuno y llévalo a mi despacho –Ordené entregándole ya el periódico sabiendo que no lo iba a leer.

–Si, Lord –Aceptó antes de hacer una reverencia he irse.

Tomé con calma mi desayuno, me levanté de cama y mientras otra sirvienta recogía me vestí, en la noche de hoy sí que tenía trabajo, así que me puse mi traje, lo conjunté con una corbata azul cielo lisa y salí de la habitación una vez la sirvienta me había entregado mi bastón con una cabeza de águila esculpida en la empuñadura.

Nada más llegar a mi despacho me encontré de frente con mi escritorio con unas pocas cartas, seguramente serían peticiones y reclamaciones para que adelantara papeles que aún no habían llegado o sido aceptados, o tal vez si fueran los papeles.

Solté un suspiro y me adentré a pasarme el resto de la noche sentado, o al menos hasta que llegara la cita del día. Que pocas ganas tenía.

Definitivamente los primeros sobres fueron lo dicho, peticiones y más peticiones, una carta con una solicitud aceptada y una carta de Azael, hacía tiempo que no sabía de él.

Iba a abrir la carta justo cuando llamaron a la puerta, así que la guardé en el primer cajón del escritorio y di la orden de que pasara.

–Aquí está, Lord –Anunció Bastián trayendo detrás suya al muchacho vestido perfectamente cómo un mayordomo hecho y derecho.

No parecía nada cómodo, pero eso en un par de días se le pasaría al acostumbrarse a llevar el uniforme y cuando ya no sintiera dolor al caminar. A demás de eso pude fijarme en que sus ojos eran azules con bordes castaños a juego con su pelo, detalle en el que no me pude llegar a fijar por qué cuando lo vi sus ojos estaban en blanco.

–Bien, bien –Comenté recostándome en el respaldo de la silla– Siéntate por favor. Bastián, tú puedes retirarte.

Bastián se fue después de hacer una reverencia y cerró la puerta, el muchacho por el contrario no aceptó la petición de sentarse, solo se quedó en completa tensión de pie en mitad de la sala.

–Por que no te sientas? –Dudé intentando no tener que empezar a dar órdenes desde tan temprano.

–Quien es usted!? –Preguntó casi saliéndole un gallo nada cómodo con la situación, el lugar y conmigo.

–Siéntate –Insistí ya como orden dedicándole una pequeña sonrisa.

Su cuerpo se movió lentamente en contra de su voluntad y causándole dolor al ser incapaz de negarsena vez se sentó se llevó las manos al pecho, como si le costará respirar.

–Puedes llamarme Lord, como te llamas? –Pregunté ya volviendo a mí tono normal para averiguar si se había dado cuenta de que era mejor no ir en mi contra.

–Canek –Respondió con voz temblorosa pero sin atreverse a quedarse callado.

–Muy bien Canek, dolorido?

Mascota  (Yaoi/BL)Where stories live. Discover now