Secretos y Mentiras (Como te odio Percy #2)

Capítulo 13: Quiero respuestas.

Lo primero que hace Annabeth al despertar es buscar a su padre para que atienda sus dudas.

La noche anterior no se atrevió a arruinar su buen humor. Había regresado muy alegre de la fiesta de disfraces infantil, y Annabeth sabía que si le tocaba el tema de su madre, Frederick se pondría de un humor muy gris.

Además, delante de su horrible madrastra, Annabeth no se atreve a tocar temas importantes.

En temprano, sus hermanos aún duermen y su madrastra tiene una cita en la peluquería. Su padre está solo en la cocina. Es el momento perfecto.

—Burnos días, papá —saluda ella, tomando asiento en la mesa del comedor. Su padre está tomando café y leyendo el periódico local, pero alza la vista para dedicarle una sonrisa.

—Buen día, Annabeth. ¿Dormiste bien?

—Sí... —Annabeth se muerde el labio y sacude la cabeza—. En realidad no.

Él frunce el ceño, mostrándose preocupado. Deja el periódico a un lado para centrar toda su atención en ella.

—¿Tuviste un mal sueño?

—No. De hecho... —Annabeth toma aire, sintiendo su pulso acelerado al saber que está a punto de hablar de un tema que no es de su agrado—. Estuve pensando en mamá.

Un silencio frío y pesado cae en la cocina. Parece que al señor Chase se le ha ido todo el color de su cara.  Al ver Annabeth que su padre no piensa decir nada al respecto, ella decide continuar hablando.

—Sé que no te gusta hablar sobre ella, pero últimamente no he podido dejar de pensar el tema —decide cambiar un poco la verdad, sería demasiado complicado explicarle sobre Anais y su extraña conversación—. Quiero saber todo de ella.

—Yo... —Su padre sacude la cabeza, saliendo de su aturdimiento—. Yo no esperaba esto.

—¿Por qué mamá se fue?

—¿Por qué este repentino interés en ella? Pensé que la odiabas. —Él toma un sorbo de su taza de café, quizá queriendo tragarse su incomodidad.

—¿Vas a seguirme evadiendo o me contarás la verdad? —inquiere Annabeth. Ella ya se había preparado mentalmente para esto. Sabía que su padre iba a evitar por todos los medios posibles hablar de Atenea.

—Atenea... —Él luce verdaderamente incómodo—. Ella se fue, ¿qué más quieres saber al respecto?

—No me estás contando toda la verdad —replica ella—. ¿Por qué se fue?

—No... No éramos compatibles...

—Eso no es suficiente. —La voz Dr Annabeth empieza a alzarse—. Una  madre no abandonaría a su bebé así no más.

—Annabeth...

—Quiero la verdad.

—Yo...

—La verdad.

—Es la...

—¡La verdad! —grita ella, sacando de sus casillas a su padre, quien le da una respuesta totalmente inesperada a Annabeth.

—¿La verdad? ¿Quieres la verdad? ¡La verdad es que eres adoptada, Annabeth!

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