Capítulo 20: Hagamos un trato.

26 3 0
                                    

—¡Y me arrojó a la fuente! —exclama Annabeth, relatándole los eventos del día anterior a su novio. Percy niega con seriedad, desaprobando la actitud de Rachel y sus amigas. Sin embargo, no puede evitar sonreír al imaginarse la escena—. ¿Te estás burlando? —Annabeth le da un codazo a Percy en el costado al verlo sonreír y el pelinegro hace una mueca.

—No me burlaba —se defiende, acariciando la zona adolorida.

—En fin —suspira Annabeth—, me fui a la cabaña de las chicas de inmediato a cambiarme, pero en realidad lo que quería era ir tras Rachel y devolverle la jugarreta.

—¿Aún sigues quedándote con las chicas?

Desde la discusión con su padre, a Annabeth le resulta muy incómodo ver a Frederick y al resto de su familia. Decidió quedarse con sus amigas mientras pone en orden sus ideas.

—Aún necesito tiempo —declara ella y de inmediato cambia el tema—. Hoy iremos a pasear en bote. ¿Vienes?

—Me apunto —dice Percy con una sonrisa, tomándola de la mano—. Contigo iría al fin del mundo.

El piropo hace sonrojar a Annabeth, quien deja escapar una sonrisa involuntaria. Ama que Percy la haga sonreír tal fácilmente.

—Que hermosa pareja —dice una voz frente a ellos. Annabeth y Percy dejan de mirarse y se percatan de la pelirroja sonriente ante ellos. Percy jadea de la sorpresa y Annabeth abre sus ojos como dos esferas—. No comprendo por qué enmudecen al verme.

—Anais —logra articular Percy, sacándole otra sonrisa a la pelirroja—. ¿Qué haces aquí? —De inmediato reformula la pregunta—. ¿Zack está contigo?

Anais pone los ojos en blanco.

—¿Es que no saben preguntar otra cosa? —Anais pierde el interés en Percy y observa a Annabeth—. Supe que ya te enteraste de la verdad de tu pasado.

La rubia frunce el ceño, recordando vagamente el día que vio a Anais, el día que desencadenó todo: Anais le dijo que investigara su historia y regresara a ella cuando tuviera dudas. Pero con tantas cosas en la cabeza, Annabeth había olvidado por completo localizar a Anais otra vez.

—¿Tu sabías de mi adopción? —cuestiona Annabeth.

Anais sonríe.

—Es una historia muy fascinante.

Annabeth luce perpleja, al igual que Percy.

—¿Ya habían hablado antes? —indaga el pelinegro, clavando sus ojos en Annabeth. Ella enfoca su atención en él y de inmediato se siente culpable por no haberle contado de su reunión con Anais.

—¿No te lo dijo? —pregunta la pelirroja con una ceja alzada con cierta diversión—. Pensé que se contaban todo.

—Yo también lo pensaba. —Percy luce algo dolido y Annabeth se siente terrible, pero decide enfocarse primero en la escurridiza Anais antes de que ella vuelva a desaparecer.

—Te prometo que te lo contaré todo —le dice ella que su novio antes de observar a la pelirroja—. ¿Qué es lo que sabes?

—Sé muchas cosas —dice ella con tono misterioso, lo que hace enfadar a Annabeth. Ella se levanta y se cruza de brazos.

—Deja de dar tantos rodeos y dime lo que sabes —exige con voz dura.

Anais muestra una sonrisa y se cruza de brazos.

—Atenea es una mujer peligrosa, he oído muchas historias de ella y su vida —dice la pelirroja con un matiz de misterio. Annabeth frunce el ceño.

—¿Qué historias?

Anais se encoje de hombros.

—No puedo contarte todos los detalles, solo puedo decirte que ella te dejó un guardapelo cuando eras bebé con la clave para encontrarla.

—¿Cómo sabes todo eso? —Annabeth se siente un poco inquieta de ver cuánto sabes Anais de su pasado.

—Digamos que tu historia se ha cruzado con un interés personal en mi vida. —Anais pone sus manos en su cadera—. Lo creas o no, necesito encontrar a Atenea tanto como tú. Pero ella se ha escondido muy bien y solamente tú tienes la clave para encontrarla.

La rubia se siente un poco mareada ante tanta información nueva.¿Cómo podría relacionarse Anais con su vida y la de su madre biológica?

—Hagamos un trato —continúa Anais ante el silencio de Annabeth—. Trabajemos juntas, ayúdame a encontrar a Atenea.

Annabeth permanece en silencio durante un rato.

—¿Qué gano yo con ayudarte? —inquiere la rubia. Anais alza una ceja.

—¿No es suficiente para ti que te ayude a encontrar a tu madre? —cuestiona. Al ver que Annabeth no responde, suelta un suspiro—. De acuerdo, a cambio te haré un favor. El que quieras.

Annabeth lo piensa unos minutos. ¿Qué podría pedirle a Anais? No la conoce muy bien, no sabe qué favor podría pedirle.

—Tic, toc, Annabeth, no tengo toda la noche.

La rubia mira a su lado, donde un silencioso y perplejo Percy se mantiene mirando de una a la otra. Y entonces se le ocurre algo.

—Te ayudaré a encontrar a Atenea —asiente la rubia—. A cambio, nos llevarás con Zack.

Percy pega un respingo, sorprendido de que Annabeth haya gastado su favor en pedir algo que él quiere.

Anais aprieta los labios y parece no haberle gustado el ofrecimiento, pero su deseo de hallar a Atenea debe ser mayor que el secretismo de ocultar a Zack, por lo que extiende su mano para estrecharla con Annabeth.

—Trato hecho.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 06, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Secretos y Mentiras (Como te odio Percy #2)Where stories live. Discover now