Capítulo 15: Una sombrilla y una nota.

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—Tómate una foto conmigo —le pide Calipso a Leo, posando junto a él con las olas del mar de fondo.

Piper observa a la feliz pareja desde su silla de playa bajo una sombrilla y no puede evitar sentir enojo, envidia y cierta melancolía. Hace tan solo un par de días, ella estaba igual de acaramelada con Jason. No puede entender cómo puede ser posible que toda esa felicidad se haya evaporado tan rápido.

—¿Aún no has hablado con Jason? —le pregunta Hazel desde la silla contigua al notar la expresión contrariada de su mejor amiga.

—No, y tampoco quiero hacerlo. —Aunque una parte de ella aún desea abrazarlo y perdonarlo. Sacude la cabeza para sacarse esas ideas—. Él eligió a Reyna.

—Es mi hermano, pero su actitud fue patética —opina Thalía—. No puedo creer lo que hizo. Aunque, bueno, considerando que es amigo de Nico, ya nada me sorprende.

—Aún no nos has contado qué pasó contigo y Nico —dice Piper, decidiendo cambiar el tema. El semblante de Thalía se frunce.

—Besó a alguien más. —Su respuesta es tajante y no da paso a más cuestiones, pero no evita que tanto Piper como Hazel lancen un jadeo de sorpresa.

—¡¿Qué?! —exclama Hazel.

—¡Es increíble!

—Es horrible —corrige Thalía—. Y no quiero hablar más sobre eso.

Por suerte, en ese momento aparece Percy, lo que les da a las chicas una excusa para distraerse.

—¿Han visto a Annabeth? —pregunta el pelinegro, sus ojos preocupados combinan con el color del mar.

—No —responden todas al unísono. Percy suspira, sentándose en el borde de la silla playera de Piper y saca su teléfono.

—La he llamado varias veces, pero no contesta.

—No hemos podido contactarla tampoco —dice Hazel—. Le escribimos para invitarla a venir pero no ha respondido.

—He ido a su cabaña, pero el señor Chase ha dicho que ella salió temprano y no la ha visto desde entonces. —Muerde su labio, marcando de nuevo el móvil de su novia, pero no obtiene respuesta.

—Desde anoche no la vemos —agrega Thalía, buscando su teléfono también —. Se fue temprano, dijo que se vería contigo.

—No nos vimos, llegué tarde y ella ya se había ido, dijo que se sentía mal.

—Yo la vi muy bien al irse —comenta Hazel. Un silencio cae, donde todos intercambian miradas.

—Algo raro está pasando —dice Percy, volviendo a marcar el número de Annabeth y recibiendo el mismo rechazo.

—Vamos a buscarla —se ofrece Piper, poniéndose de pie y colocándose sus gafas de sol—. Annabeth no es de desaparecer así como así, debe estar en problemas o algo ha pasado.

Sus amigas también se ponen de pie y buscan al resto de sus amigos para organizar la búsqueda.

🌊🌊🌊

Annabeth se deja caer sobre la arena, con sus pies tan cerca de la orilla del mar que el agua acaricia sus pies en el ir y venir de las olas.

El sol se está poniendo fuerte a medida que se acerca el mediodía, y ella desea haber tomado un sombrero o el protector solar cuando salió tan de prisa de la cabaña, pero no se le ocurrió. Aunque en ese momento su cabeza no podía pensar en su delicada piel.

Pero tampoco va a volver.

Está aún muy furiosa, herida y decepcionada. No tiene fuerzas para enfrentarse a su padre... O al que creía que era su padre.

Annabeth suelta un suspiro cansino y se deja caer de espaldas en la arena, cerrando los ojos cuando el sol la encandila.

Al cabo de un rato, una sombra se cierne sobre ella y abre un ojo, viendo una sombrilla.

—Pensé que te gustaría no quemarte con el sol —dice una voz masculina que le resulta familiar, pero su agotada mente no quiere pensar más, así que no lo identifica.

Annabeth suspira y cierra los ojos de nuevo.

—Gracias —murmura.

—¿Has tenido un mal día? —El chico se sienta a su lado.

—Es el peor día de mi vida —masculla—. Perdóname, pero no estoy de humor para conversar.

—Entiendo. ¿Quieres que te deje sola?

—Sí.

—De acuerdo. —Ella puede sentir cómo él se pone de pie—. Te veo luego, Annabeth.

Ella gruñe a modo de despedida y escucha sus pasos alejarse en la arena.

Y entonces es cuando en medio del agotamiento, Annabeth reconoce la voz. ¡Es Zack!

Abre los ojos y se incorpora de golpe, buscando con frenesí a donde pudo haber ido, pero en la playa no hay nadie.

Se encuentra sola.

Su corazón está desbocado al pensar que Zack estuvo a su lado y ni siquiera lo reconoció.

De pronto, Annabeth repara en un pequeño papel doblado a su lado. Ella lo toma, desdoblándolo y reconociendo la letra.

«Perdón por la forma en que te traté al irme. No fue lo correcto. 

-Zack».

Secretos y Mentiras (Como te odio Percy #2)Where stories live. Discover now