Capítulo 18: Centro Comercial.

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🌊Unos días después...🌊

Annabeth se mece con tranquilidad en la hamaca de colores, mientras Piper se entretiene contándole alguna historia de un campamento al que fue.

Por primera vez en varios días, Annabeth se siente tranquila y en paz. Lo único que le hacía falta era charlar con sus amigos y apoyarse en ellos para atravesar sus días oscuros.

Después de la plática con su padre, Annabeth había procedido a contarle toda la verdad a sus amigos y a su novio al día siguiente. Entre gestos de sorpresa y desconcierto, sus amigos la escucharon atentamente y le ofrecieron todo su apoyo para resolver el misterio de su pasado.

Han sido días duros para Annabeth, pero con el apoyo de sus amistades ha logrado sobrellevarlo.

—¿Qué haremos hoy? —pregunta Hazel cuando Piper finaliza el relato.

—No quiero hacer nada —suspira Annabeth desde la hamaca.

—Pues no puedes pasar todas las vacaciones ahí tirada —le dice Piper con amabilidad, pero con un ligero toque de reproche—. Ya has pasado por mucho llanto y rabia, ya es momento de que te levantes y te diviertas.

La rubia suelta otro suspiro desganado, pero no responde.

Se siente en relativa tranquilidad, pero por el momento prefiere solo estar acostada y no hacer nada.

—Vamos al centro comercial —sugiere Calipso.

—¿No saldrás hoy con Leo? —Thalía alza una ceja.

—Ustedes no se separan ni dos minutos —interfiere Hazel, sacando risas de las demás porque es algo completamente cierto: Calipso y Leo no pueden vivir uno lejos del otro.

La aludida se sonroja.

—Puedo estar lejos de él un rato —se defiende—. Vamos al centro comercial.

Entre todas, logran convencer a Annabeth de abandonar su cómoda hamaca y abandonan la cabaña de las chicas.

—Ya casi pasa un mes desde que llegamos y aún no hemos recorrido ni la mitad de la isla —comenta Hazel.

—¡Pues hagámoslo! —A Piper le brillan los ojos de la emoción al decir esto—. Hemos venido a divertirnos, así que vamos a hacerlo. Cuadraremos con los chicos...

El entusiasmo de Piper se va apagando cuando menciona a sus amigos, sabiendo que esa invitación incluye a Jason.

—Te mantendremos alejada del Innombrable —dice Thalía, poniendo una mano sobre su hombro, sabiendo en quién está pensando.

—De los dos Innombrables —acota Hazel, sabiendo el resentimiento que Thalía aún guarda por Nico.

—Entonces, ya está. —Calipso sonríe —. Haremos un tour por toda la isla.

De inmediato comienzan a trazar planes para el tour, y se entretienen tanto en su labor que llegan al centro comercial antes de lo esperado.

Se dedican a pasar un agradable día de chicas: van al spa, compran helado, se prueban montones de ropa y compran gafas de sol a juego. El día se les pasa volando y cuando ya está atardeciendo, se sientan en la orilla de una fuente ubicada fuera del centro comercial.

—Fue un día espectacular —suspira Hazel, tomando de una malteada de fresa.

—Debo admitir que así fue —dice Annabeth—. Al principio no quería venir, pero me alegra haber venido. Me ha servido para despejarme y aclarar mis ideas. Ya me siento más relajada.

—¿Ves? —dice Hazel con una sonrisa —. Sí fue buena idea venir.

Annabeth sonríe sinceramente y agradece a los dioses por tener unas amigas tan maravillosas.

Sin embargo, toda la magia del día se esfuma cuando ve acercarse a cuatro personas que le quitan la sonrisa de golpe. Annabeth se pone de pie y sus amigas también, manteniéndose a su lado como su fiel respaldo.

—¿Me extrañabas? —Rachel le sonríe con malicia y tras ella, sus aliadas Drew, Silena y Reyna sonríen también.

—¿Qué haces aquí? —pregunta la rubia entre dientes, odiándose por no haber deducido que si Reyna estaba aquí, su séquito del mal también.

—¿Disculpa? —Rachel alza una ceja—. No sabía que eras dueña de la isla.

—Hemos venido de vacaciones, eso no tiene nada de malo —interfiere Silena, la menos malvada del cuarteto, pero Annabeth no se traga ese show.

—Si has venido ha...

—He venido a divertirme —la interrumpe bruscamente Rachel—. ¿Tienes algún problema con eso?

—Tengo problemas con tu presencia —gruñe Annabeth. Sabe que la llegada de esas brujas no puede significar nada bueno.

Rachel se acerca a ella, se detiene a solo un paso de distancia.

—Pues acostúmbrate —sisea—. Porque he llegado para quedarme.

Annabeth abre la boca para responder, pero Rachel hace un movimiento inesperado: pone su mano en el pecho de Annabeth y la empuja, lanzándola a la fuente de agua a sus espaldas.

Secretos y Mentiras (Como te odio Percy #2)Where stories live. Discover now