-Buenos días... Cause you don't think I know what you've done... -apagó la alarma y resoplo ante la intromisión de emisoras.
Me levantó de la cama y abro el enorme ventanal dándole la bienvenida al sol abrazador y la cálida brisa de mediados de verano. Afuera puedo escuchar a los niños Wilkinson jugar en su patio.
-¡Eva! -escuché gritar a la pequeña Lanie y unos segundos después apareció corriendo hacia mi patio. Cruzó por la tabla que estaba floja y rodó por la hierba riendo. Exactamente un minuto después se le unió John y Mikael. -¡AH! -gritó la niña ante la aparición de esta último y se echó a correr, pero su hermano mayor, como era de esperar, la alcanzó y la alzó sobre su hombro.
-¿Por que no bajas a jugar? -me pregunta y alza una ceja travieso. Me carcajeo y me encuelbo más fuerte en mi bata.
-No puedo. Debo desayunar con Amanda. -le miento y su sonrisa cae. Pero se recupera rápidamente y su mirada me dice que lo que planea no va a ser bueno.
-Espero que al menos te despidas... -dice y frunce los labios causando que se vean como si estuviera enviando un beso al aire. Vuelvo a reír.
-Nos vemos al rato. -digo y me dirijo rapidamente al baño.
Escojo unos pantalones de mesquilla hasta la pantorrilla con una blusa suelta color violeta que dejaba entrever mi ombligo y dejé caer mi largo cabello castaño con grandes risos a un lado. Con eso bastará.
Baje las escaleras, no sin antes revisar que mamá, como era costumbre en ella, estuviera plácidamente dormida. Saqué mi teléfono y escribí un rápido mensaje a Amanda.
"Ya voy saliendo. Eva x"
Volví a revisar mi reflejo del espejo y salí de la casa. Gracias a Dios los Wilkinson habían desaparecido al parecer, así que camine rápidamente hasta mi auto.
-Ah no. No te me vas a escapar tan rápido... -dice una voz grave y con acento rústico detrás de mi. Rayos. -¿A dónde crees que vas? Aún no me has dado mi beso... -gire sobre mis talones y me encontré con los ojos azules de Mikael. Se acercó sigilosamente a mi y me tomó por la cintura. -Buenos días, bebé... -dice y roza sus carnosos con los míos.
-Sigo enojada... -le dijo tratando de parecer sería pero sus labios dejando pequeños besos regados por mi cara me desconcentra.
- ¿En serio? Pensé que habíamos arreglado eso... -sigue con su lenta tortura hasta llegar a mis labios otra vez, pero enves de besarme como pienso que hará, no no hace y su cálido aliento con olor a menta permanece entre ambos. -Lo siento Evangeline. ¿Qué tengo que hacer para que me perdones? Dímelo y lo haré. -dice y se pone de rodillas ante mi con los brazos abiertos. La gente que transita por la acera nos mira extrañado. Dios que vergüenza, estas personas son nuestros vecinos.
-Mikael, ¿Qué haces? Ponte de pie. -le tiñó.
-No hasta que me perdones... -dice y se que es capaz de quedarse así toda la mañana. Mi teléfono suena en mi bolsillo trasero y abro el mensaje. Es Amanda.
"¿Dónde estas? Debiste llegar primero que yo..."
-Mikael, debo irme... -le digo guardando mi teléfono en el bolsillo y abro la puerta del coche pero su brazo vuelve a cruzarse en mi camino.
-Por favor. -me mira suplicante y luego de rodar los ojos, le doy un rápido beso. -Te quiero. -dice cuando nos separamos. -¿Salimos más tarde?
-Te lo prometo. -le digo. Vuelvo a besar sus labios y subo al auto.
Hace unos meses, tres aproximadamente, los Wilkinson se habían mudado en la casa continua a la mía y luego de haber echo de niñera varias veces para sus para sus hermanos, me invito a salir. Insistió bastante hasta que accedí y ahora estábamos juntos. Era muy divertido estar con él, era de las personas con las que nunca te cansas de hablar de cualquier tema y siempre buscaba la forma de hacerme sonreír. Además de que era muy guapo.
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Perdida En Mis Recuerdos
FantastikLas fronteras de las dimensiones están destruidas, causando caos y destrucción entre los mundos, lo único que los mantiene en pie es que algunas de las criaturas oscuras aún no saben que son libres de cruzar cualquier frontera mágica. Pero el tiempo...