Capitulo 11

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No recuerdo haberme dormido, pero cuando mis ojos se abren de nuevo estoy en una cama doble mirando al techo de madera a través del mosquitero. Trato de hacer memoria, pero lo único que recuerdo es mi beso con Edgar y de repente se me encienden las mejillas.

El espacio donde me encontraba olía a canela y estaba plenamente iluminado por pequeños velones alrededor de la cama. ¿Como había llegado allí, y donde estaba Edgar?

-Oh, ya estas despierta... -- dice la voz de Antonietta entrando a la estancia con una bandeja plateada en sus manos. -- Deben de estar muy cansados, han estado durmiendo todo el día...

-¿Que, como dice? ¿Qué hora es? -- pregunto desubicada. Antonietta se ríe entre dientes.

-Ya es media tarde, mi niña... -- me dice sonriente. Deposita la bandeja a mi lado en la cama. --Le he traído el te, como no ha comido nada en Dios sabrá que tiempo, le sentara el estomago. -- me informa antes de darse la vuelta para salir.

-¡Espere! -- grito antes de que se vaya, ella se voltea hacia mi y me mira expectante. -- ¿Dónde esta Edgar?

-Bueno, el señor Edgar ya se despertó hace como una hora, creo que esta en los establos... -- y cierra la puerta.

Me bebo el te rápidamente, y me quemo la lengua, pero no obstante, me pongo mis zapatos, me arreglo el cabello y salgo en su búsqueda.

-Miren quien ha decidido despertar... -- dice desde que me ve, me abraza y me lleva de la mano haia el interior. -- ¿Como dormiste? -- me pregunta, y algo en su pregunta me hace parar en seco. - ¿Que pasa?

-No, no pasa nada, es solo que... No recuerdo nada de lo que soñé. Tal vez estoy demasiado cansada para que los recuerdos se queden ahí.

-¿Segura? -- pregunta. No estoy segura, pero asiento. Ya Edgar ha pasado suficiente. -- Bueno. Antonietta me ha dicho acerca de esta mascarada que hay esta noche y me preguntaba si te apetecía asistir... -- sonrío y me pongo frente a el.

-Eso es muy dulce de tu parte, Edgar; pero no tengo la ropa adecuada para un baile...

-¡Oh, por eso no se preocupe! -- oigo decir a Antonietta a nuestras espaldas, y cuando volteo, ahí esta ella sonriéndonos desde la puerta trasera de la casa. -- puedo conseguirle la ropa adecuada a ambos.

***

-Ya casi esta lista, señorita...-- Antonietta esta dándole los últimos ajustes a un vestido amarillo que había encontrado en el antiguo closet de mi abuela. Tiene pequeños detalles plateados y encaje en la parte superior. Habia algo en el que me acordaba al vestido de Bella en la Bella y la Bestia. -- y ya esta.

Antonietta descubre el espejo y la joven que me devuelve la mirada es irreconocible, sus ojos se ven feroces detrás de la fina mascara de encaje, su hermoso cabello castaño esta recogido en una alta cola de caballo que deja caer hermosos rizos en cascada, su piel brilla como si se hubiese bañado en leche y el vestido le caía perfectamente en cada curva.

-Es hermosa... -- susurro y escucho a Antonietta sonarse la nariz a mis espaldas. -- Estoy preciosa. Gracias Antonietta. -- me giro y le doy un abrazo, mientras ella , con la nariz sonrosada me sonreía con simpatía.

-Se parece mucho a su abuela, Evangeline. Pero mas hermosa.

-Gracias. -- respondo y la vuelvo a abrazar. En eso tocan la puerta y ella se aleja para abrir la puerta. Es Edgar, que entra en un elegante traje negro que resalta su cabello rubio.

-Wow, estas despampanante, Eva... -- es lo primero que dice luego de examinarme de arriba a abajo. -- Esto... Antonietta... eh... -- no puedo evitar reírme ante lo tierno que se ve con su mirada perdida.

Perdida En Mis RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora