𝖛𝖎𝖎𝖎.

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viii. los niños solían poner la oreja en los raíles, queriendo escuchar cómo se acercaba el tren a la ciudad, y aún hoy puedes sentirlo a veces más allá el cordón policial que rodea la estación

Bajo los raíles un secreto a voces,

bajo los raíles las líneas cantan.

Camina sobre el metal, entierra las canicas,

mira quién viene a festejar

sin que la guardia llegue a tiempo

y ellos quemen las tablas más cálidas.

Vienen los niños, venid, vendrán.

Y pondrán los ojos donde hubo un cuerpo

y pondrán los vientres donde el tren mataba

y pondrán los labios juntos, muy juntos

cuando el traqueteo se meta en sus oídos

y de ellos quiera volver a brotar.

Entre dioses y fauces ⇝Where stories live. Discover now