[11] En busca y captura

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Lilo Blues estaba a punto de pasar la prueba de fuego

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Lilo Blues estaba a punto de pasar la prueba de fuego.

   Las puertas de Eastburn College aguardaban frente a ella, cerradas. La pequeña escalinata que daba hasta ellas se le antojaba demasiado antigua, como si de pronto se hubiese transportado a una película medieval en la que las princesas rebeldes y los príncipes sin corcel seguían existiendo. Las impresionantes torres que formaban parte del castillo hicieron que olvidara cómo respirar durante los segundos que duró la impresión inicial.

   Miró a su alrededor, maleta en mano. Había estudiantes que iban y venían, enfrascados en conversaciones banales. Sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar que ella podría haber sido una de ellas si las circunstancias hubieran sido diferentes, si aquel día su destino no hubiese cambiado para siempre.

   Quizá podría estar hablando de la última canción de moda o de la persona que le gustaba, y no estar llena de un vacío que superaba todos los límites. Porque se decía a sí misma que odiaba a Odette, la magia y la lámpara, el mundo entero, cuando en realidad tan solo se odiaba a sí misma.

   Se le rompió un poquito el corazón al pensar en todo lo que pudo haber sido y no fue.

   «Yo solo quiero ser como los demás».

   Inspiró hondo y se armó de valor, recordando que tenía un papel que interpretar. Que durante un tiempo tenía la oportunidad de ser otra persona, alguien con una vida y unos estudios. Podría saborear, antes de desaparecer para siempre, lo que le habían arrebatado.

   El vestíbulo de la residencia era un espectáculo de sonidos que le desconcertaron; no sabía a quién mirar o escuchar, qué decir o hacer. Intentó acercarse a un par de grupos para entablar conversación, pero se detuvo a medio camino.

   No conocía de nada a aquellas personas y algo dentro de ella sabía que nunca lo haría porque «no encajas en ninguna parte».

   Escuchó pasos apresurados no muy lejos de ella y, antes de que pudiera darse la vuelta para comprobar de dónde procedía el sonido, unas manos le taparon los ojos. El corazón de Lilo comenzó a latir más deprisa.

   —¡Winnie! ¿Quién soy? —dijo una vocecilla tras ella, aguda y tintada de emoción.

   Lilo se mordió la lengua, buscando cualquier excusa. Con suavidad, retiró las manos de la persona desconocida y se giró para encontrarse frente a una muchacha de larga cabellera rubia y avispados ojos grises.

   —¡Por fin has vuelto! —exclamó, lanzándose a sus brazos y estrechándola contra sí.

   Ella se quedó sin respiración. Lentamente, correspondió al gesto y rodeó a la chica con timidez.

   —Madre mía, ya verás la reacción de todos. ¡Teníamos muchísimas ganas de verte! Tenemos mil cosas que contarte —soltó la joven—. Venga, vamos con los demás.

Vivir a contraluzWhere stories live. Discover now