Capítulo 4

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Reloj de arena — Segunda parte

Vanessa

No pude devolverle la llamada a Caysen, Pitt dice no se irá y por más que quiera decir que no es así no me molesta que compartamos la cama, ha estado todo el tiempo sentado en ella sin decir una palabra más, como yo tampoco sé que se supone deba hacer.

Todo se siente igual que aquella mañana en Londres cuando me ofreció su mano, supe que si la aceptaba no podría fingir que estaba bien al igual que la manera que me quema el estar junto a él sin poder tocarle.

—Pitt —hablo junto a la ventana— ¿Pitt me escuchas?

—Aunque seas terca y no lo creas siempre lo hago, incluso cuando no hablas.

—Lamento haberte gritado acerca de los argollas de tu madre, sé lo importante que son para ti y de verdad que no quería...

—Lucías hermosa con ellas —comenta bajo dándome la espalda.

—Perdón.

—¿Por qué?

Se pone de pies caminando hacia mi.

—¿Por romperme el corazón? ¿Dejarme abandonado? ¿O por no amarme como se supone deberías?

Veo el poco verde que rodea el azul de sus ojos, noto ese brillo que vi en las Dolomitas esa mañana que desperté con el en el dedo y siento que algo se me hunde cuando sus labios llegan a los míos evitándome decir lo que estaba a punto dé, su beso es lento tanto como una caricia, se acerca más evitando cualquier posibilidad de que haya alguna separación, sus manos están colocados a cada lado de mi rostro mientras mis brazos se apegan a él cuando me gira sin terminar el beso hasta dejarme sobre la cama donde solo por un instante me deja observar sus ojos.

La suave brisa que entra por la ventana refresca mi alma haciéndome dar cuenta de donde pertenezco y que no soy la única que ha salido lastimada.

—¿Quieres qué me detenga?

Sus manos se deslizan por el vestido erizando mi piel, mi corazón corre tan rápido como el de los caballos de carrera, mueve el cabello que cubre mi frente y yo el suyo sonriendo al hacerlo.

—¿Qué? —pregunto.

—Aun me debes una respuesta.

—Y te la seguiré debiendo.

—No creo.

Levanta mi pierna escondiendo su cabeza por mi cuello, sus besos son humedos causandome algo de corriente hasta llevarme a sentir que quiero explotar, sus caderas empiezan a moverse sobre mi lentamente hasta meterse entre mis piernas, la sensación es tan pura que pareciera no lleva nada puesto cuando es todo lo contrario y ambos aun permanecemos con algo de ropa puesta, puedo sentir lo duro que se encuentra su miembro con el más simple roce.

—Aun no te he dicho que abras las piernas —me roba un beso despiadado y sorpresivo en cuanto intento moverme bajo el peso de su cuerpo— Recuérdame porque no llevas bragas.

—Quise probar algo nuevo.

—Pareces un río.

—Entonces date prisa antes que se pierda todo.

—¿Prisa? —las comisuras de sus labios se giran hacia abajo— No tengo de eso.

Baja los tirantes del vestido lentamente como si intentara torturarme, sus ojos se enfocan en lo que se va descubriendo de mis senos dejando claro que disfruta de ello.

—Siguen creciendo —confiesa— Eso me gusta.

—Pitt.

—Ahora no Vanessa, por ahora solo déjame disfrutar del momento.

Acercándome a lo prohibidoWhere stories live. Discover now