Capítulo 10

1.2K 93 36
                                    

                            Pitt

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

                           
Pitt

Las cenizas son arrojadas, los ladridos acortan su distancia, mi mano es sostenida por los que quiero, mi sombra se luce firme sobre la pared, hace tiempo que no soy uno, todo lo contrario, ahora somos varios pero aún así solo puedo ver por algunos.

Dejar de lado todo lo que estorba es a lo que me veo forzado por el momento.

Las llaves permanecen perdidas hasta que llegue el momento en que sean realmente necesarias.

Las palpitaciones en mi cabeza cada vez son más insoportables, permanezco firme con lo que tengo y en espera de lo que falta, una respuesta que parece no llegar es lo que atormenta mi sueño.

Conozco las consecuencias más aún no puedo aceptar las perdidas.

—¿Qué sucede?

—Hay alguien que desea verte —su voz se mantiene tensa cuando la veo pasar sin aguardar por un llamado.

—Dahiana.

Noto la expresión de su rostro y hace días que me había olvidado de su presencia, aún así he estado esperando por esto.

—No te ves como sueles hacerlo. —comenta avanzando por la oficina.— Si no sales de estas paredes terminarás consumiéndote entre ellas.

—Gracias por preocuparte, pero no creo que eso vaya a suceder.

Me ve de reojo.

—Ya veo, o ya veremos.

—¿Debo invitarte? —señalo el asiento vacío a su costado.

—¿Deberías? —me ve cuando me pongo de pies.

—Supongo que lo decidirás antes o después de soltar lo que te trajo aquí.

—¿Cómo has estado Pitt? ¿Cómo van tus negocios? ¿La familia? Hace tiempo que no escucho nada sobre tu tío o tu abuela.

—Lo mismo me pregunto, supongo que han sido pasajeros de un largo viaje a algún lugar asiático.

Me detengo junto la mesa recostándome de ella.

—Mi hija... —intenta decir cuando la veo— ¿Qué sabes de ella?

Su pregunta me incómoda.

—Diana está muerta.  —confiesa y su voz tiembla, su rostro es tenso y su postura es la de una señora que busca mantener la calma aún cuando sus ojos arden.— Lo supe hace muy poco, imagínate que clase de madre he sido para darme cuenta de esto tan tarde.

Guardo silencio ante sus palabras.

—¿Podrías decirme por qué mi corazón se rompe con el eco de esa palabra?

Se aproxima tomando mi muñeca, ve mis ojos y sonríe.

—Muerta.

La sonrisa ladeada que expreso no parece gustarle.

Acercándome a lo prohibidoWhere stories live. Discover now