Capítulo 18

38 14 52
                                    

—Bicho raro —pronunció alguien a sus espaldas, cosa que sobresaltó de sobremanera a Edén, que solo pudo "procesarle" una media sonrisa.

Desde que había hablado con Kain y este le había llevado a un momento concreto de su pasado en el que un chico rubio le explicaba que él era bisiesto y que le ayudaría a sobrevivir, no había podido dejar de pensar en ello. Pensar si ella de verdad era bisiesta, le quitaba el sueño por las noches, lo bueno es que le había prometido a Kain que no diría nada, pero que necesitaba algunos días para procesar toda la información que le había proporcionado. Este había aceptado reticente, pero al fin y al cabo una parte de él se fiaba de ella, y sabía que por mucho que quisiese, no podría decir nada, porque si ella hablaba, él también lo haría.

—¿Hola? —oyó decir Edén—. ¿Te encuentras bien? —preguntó de nuevo Derek.

Edén asintió levemente, pero no tenía la cabeza como para pensar en nada ahora mismo.

—Sí, simplemente hoy estoy algo apagada, no he dormido bien. —se excusó.

—¡Haberte quedado durmiendo! ¡Tampoco te vas a perder gran cosa!

Edén le miró y luego volvió a poner la vista en su comida. La verdad es que no estaba para bromas. Sentía que su cabeza explotaría de un momento a otro.

—No te molesto más, supongo que luego hablamos —dijo Derek mientras se levantaba.

En una situación normal, Edén le hubiese pedido que no se marchase, pero ahora mismo necesitaba estar sola. De hecho, incluso estaba pensando en no ir a ninguna clase.

De pronto, al ver como Derek se marchaba observó un rostro conocido. Kain estaba sentado en su mesa con sus amigos. Necesitaba hablar con él. Había tomado una decisión. Necesitaba saber más de todo para tomar realmente conciencia, y el único que parecía poder ayudarla era él.

Edén, tras terminar su comida, se dirigió a la mesa donde él estaba sentado y se paró a unos metros, dudando de si debía decírselo ahí o debería buscarle más tarde. Aún recordaba cada pésimo comentario que había salido de su boca, aunque ahora sabía que lo había hecho para molestarla. No podía más, todo esto no le dejaba llevar una vida normal y corriente así que necesitaba saber más.

—Kain, ¿podemos hablar? —preguntó Edén mientras observaba que todos los de su mesa se le quedaban mirando.

—¿Qué quieres?

Edén frunció el ceño ¿acaso esperaba que dijese ahí delante de todos lo que quería?

—Creo que sabes a que me refiero.

—Mira, no estoy para tus estupideces, ¿por qué no vas a darle la brasa a otro, humana? —concluyó Kain mientras algunas personas de su mesa se reían.

¿Había oído bien? ¿Qué había pasado con el Kain que le decía que confiase en él y que la ayudaría?

Edén asintió lentamente mientras hacía muecas con los labios intentando ocultar las lágrimas que estaban por salir. Salió por la puerta a paso rápido, esperando que nadie la viese llorar.

"Que pesada es", "le ha dado contigo" oyó decir mientras atravesaba el umbral de la puerta.

¿Qué se suponía que iba a hacer ahora? —se preguntó—.

Se dirigió rápidamente hacia su habitación, no quería lidiar con nada ni con nadie.

Cuando estuvo en ella, se tiró rápidamente en su cama y comenzó a llorar. ¿Eso significaba que estaba sola y que nadie la ayudaría? Miró hacia todos lados, dándose cuenta de la otra cama que había en su habitación. Lo que recordó tras verla fue la vez que creía que alguien había entrado en su cuarto. Paranoica, registró todo el lugar en busca de alguien ¿y si había sido Kain el que había entrado? ¿Y si era él el que había montado todo esto para conseguir que se volviese loca o algo parecido?

LOS DIURNOS: Durante las horas del díaWhere stories live. Discover now