Capítulo 7

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Edén sorbió un poco más de su leche mientras terminaba una tarea que había mandado hacer la profesora Vasilinski y que se le había olvidado por completo.

—No es tan difícil, ¿verdad? —preguntó alguien mientras se sentaba en frente de ella, cosa que nunca ocurría.

Al levantar la vista, se fijó en sus ojos color miel, unos ojos difíciles de olvidar. Edén se le quedó mirando perpleja, ya que no esperaba volverse tan famosa en tan pocos días. Primero había sido Dante, con el que después de su conversación habían mediado alguna que otra palabra en el desayuno nocturno, y ahora venía otro chico guapo detrás de ella ¿sería verdad lo que decía su amiga humana Carla sobre su Sex-appeal?

—Me refiero al trabajo de Vasilinski —dijo señalando el folio en el que Edén había estado escribiendo.

Una risilla nerviosa salió de los labios de Edén.

—Sí, no es tan difícil, pero lo estoy apurando al máximo, ayer no fue el mejor día de mi vida y se me olvidó, supongo que tenía demasiadas cosas en la cabeza —dijo pensando en la charla que había mantenido con su profesor de historia.

—Pensé que eras nocturna. —El chico cambió de tema radicalmente, aunque era lógico, la primera vez que se habían visto era de noche. Aunque, por otra parte, también recordaba haberle visto en clase de Vasilinski. Quizá no se había percatado de la presencia de la chica...

Edén le miró con el ceño fruncido, todo el mundo sabía que ella era la humana que tenía un horario mixto ¿en qué mundo vivía?

—Soy humana, todo el mundo lo sabe aquí, es extraño que me preguntes por ello —dijo calmadamente pensando que ese sería el último momento que hablarían.

—No estoy tan interesado en los cotilleos que van rondando por la escuela.

Edén presuponía que al saber que era humana se marcharía de allí dando alguna excusa, pero eso nunca pasó.

—Y dime ¿es extraño acostumbrarse? —preguntó mientras tamborileaba sus dedos en la mesa.

Edén, aún perpleja porque el muchacho no hubiese salido huyendo, continuó contestándole intentado que no se le notase lo asombrada que estaba.

—Sí, bueno, hace un año era una humana normal y ahora, bueno, ahora tengo asignaturas de magia, historia que no es historia, saber que puedo viajar en el tiempo...

El chico soltó una pequeña carcajada.

—Es lógico, si no has nacido aquí no puedes adaptarte completamente a nuestro mundo, es como si tú me sacas de aquí y me llevas al mundo humano, sería realmente torpe —declaró medio riendo.

Edén soltó una pequeña risita al ver el desparpajo de aquel chico.

—¡Seguro que lo harías genial!

Ambos rieron.

—¿Por qué me miras así? —preguntó el chico observando la expresión aturdida de Edén.

Esta aún creía que esto podría ser un sueño, porque ¿qué hacía un chico tan guapo y tan diurno hablando con una chica como ella?

—Es por lo de ser humana, ¿verdad? —preguntó con total tranquilidad—. Piensas que por ser humana todo el mundo te tiene que dar de lado ¿no es así? —Derek observó las mesas a su alrededor completamente llenas, casi parecía que no cupiese nadie más en ellas, luego se fijó en la que él estaba sentado y cómo parecía que una madeja del oeste fuese a pasar por delante de ellos.

Edén asintió lentamente, no quería manifestarlo con palabras.

—No te preocupes, a mí no me van las etiquetas bicho raro —dijo jocoso esperando que a Edén no le hubiese sentado mal el comentario que acababa de soltar.

Y, al contrario, lo que pareció salir de su boca fue una sonrisa al ver como el muchacho se lo estaba tomando con humor.

—Perdón —comenzó a disculparse el chico—. Estabas terminado el trabajo de magia y te he interrumpido, por favor continúa, yo me quedaré aquí observando cada movimiento que hagas —hizo un gesto con la mano como si estuviese sujetando un bolígrafo mágico, gesto que a Edén le causó mucha ternura.

Después el muchacho colocó sus manos en su barbilla y puso cara de angelito tierno, Edén ante ese gesto no pudo hacer otra cosa que sonreír, le agradaba bastante ese chico y deseaba que se volviesen amigos o algo así.

Lo bueno es que Edén siempre se había llevado mejor con chicos que con chicas, quizá de alguna manera sentía que con los chicos podía ser ella misma, al contrario que con algunas chicas, que parecían juzgarla constantemente.

La alarma de que la hora de la comida había finalizado y las siguientes clases estaban por comenzar sonó, pero a Edén le quedaba por escribir un poco así que le dijo a Derek que se marchase y que ya lo vería allí.

Una vez acabó, se dio cuenta de que habían pasado más minutos de los que pensaba, así que salió corriendo de allí esperando que la profesora no hubiese llegado aún.

Fue esquivando alumnos mientras oía algunos comentarios "Ey, ¿qué haces?" "¿Qué pasa niña, no tienes modales?" "La humana tenía que ser" pero no le importaron lo más mínimo ya que lo menos que quería era llegar tarde. Y lo consiguió por unos segundos porque justo cuando entró, la puerta se cerró tras de sí mostrando a una bellísima profesora esperando que todo el mundo tomase asiento.

Antes de sentarse, Edén pudo vislumbrar en la última fila a Derek.

—Bien muchachos, dejen su trabajo en mi mesa y vuelvan a sus asientos.

Edén intento estirar el folio que se había ido doblando por la carrera, lo intentó estirar lo máximo que pudo, pero no lo logro, así que lo colocó casi de las primeras intentando que los demás papeles mantuviesen al suyo quieto.

—Bueno, la clase del otro día fue muy precipitada y casi no tuvimos tiempo de presentarnos, aunque yo ya los conozca, sé que ustedes nunca me habían visto antes. Sé que la forma "usted" es más formal, pero os tutearé, no quiero que me veáis como "Esa profesora" —comenzó a decir mientras se apoyaba contra la pared—. Quiero ser "La profesora" —movió el lapicero que tenía en la mano y continuó hablando—. No quiero ser la típica profesora rígida y estricta, aunque tampoco voy a ser el osito amoroso, seré un término medio, alguien en quien podáis confiar, pero sin pasarse de la raya, o al menos eso espero.

>>Mi nombre es Auba Vasilinski, muchos seguramente lo recuerden, pero prefiero que quede claro. Vengo como sustituta del profesor Burton, y me quedaré todo este curso con vosotros, quién sabe lo que pasará el año que viene.

Auba siguió con su presentación mientras todos los alumnos la miraban embobados como si de su cuerpo desprendiera un aura mágica que envolvía a todos los que la escuchaban, incluso Edén se había perdido en sus gestos y había dejado de escucharla.

De momento, le estaban encantando la mayoría de sus profesores.

De momento, le estaban encantando la mayoría de sus profesores

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