Capítulo 32

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—Cariño, a partir de ahora, seguirás desarrollando tu poder como diurna —Le confirmó la directora, sin saber que, tras oír esas palabras, su mente había formado una gran fiesta.

Anoche, tras no encontrar a Dante y haberse dirigido a su habitación, se había dormido plácidamente. Se había despertado antes de lo normal, ansiosa por saber si hoy le decían sus resultados. Se había vestido rápidamente y había salido a desayunar. No había visto a Derek por ninguna parte y eso la había preocupado un poco, pero estaba tan entusiasmada, que no iba a permitirse pensar en nada más. Finalmente, la directora le había pedido que la acompañase, y eso había hecho.

—Tranquila, tus notas no se verán afectadas, ya se irá viendo como lo hacemos, pero tú no te preocupes —continuó hablando la mujer—. Te cambiaremos de cuarto y te colocaremos con alguna diurna para que logres socializar y no te sea tan pesado —finalizó mientras se peinaba su rojizo pelo con las manos.

—Muchas gracias —asintió mientras cogía un papel que determinaba su nuevo horario y la nueva habitación que le habían asignado.

—Si tienes alguna duda, puedes acudir a mi —sonrió con los dientes en perfecto estado.

—¿Ya no podré ver a mis amigos o profesores nocturnos? —preguntó Edén curiosa.

—Recuerda que diurnos y nocturnos pueden estar en los diferentes rangos horarios, pero te sentirás más cansada o debilitada si lo haces —hizo una pausa—. Aunque supongo que ya lo sabes.

Edén asintió antes de despedirse para marcharse de allí. Miró el papel que le había entregado la directora y lo primero que buscó fue el número de habitación que le habían asignado. Cuando estuvo frente a la puerta, tomo aire antes de llamar. Esperaba que al menos se tratase de alguien agradable.

—¿Sí? —una chica morena de piel, con el pelo rapado y rubio le abrió la puerta—. ¿Eres la humana? —preguntó analizándola con sus ojos castaños.

—Sí —se limitó a decir.

—Pasa, esa es tu cama —la chica señaló la cama de la derecha.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Edén mirando el cuarto. La verdad es que se parecía al suyo, salvo por la decoración de las paredes, las cuales estaban repletas de pósteres de diferentes cantantes o actores.

—Puedes llamarme Ira —hizo una pausa—. Sí, como el sentimiento.

—Encantada, yo soy Edén. —hizo una pausa—. ¿Llevas mucho tiempo por aquí?

—¿Sí y tú?

—Este año únicamente. ¿Te dieron el cuarto sola?

—Sí, estaba sola hasta que apareciste tú —Edén la miró con pena—. Pero no te preocupes, me gusta tener compañía. ¿Tienes Red? —preguntó mientras sacaba su teléfono móvil.

Edén la miró nerviosa e hizo el mismo gesto que ella.

—Pásame tu perfil y te sigo. —sugirió Ira.

—Edén Binelli

Ira pareció teclear algo en su teléfono móvil. A los segundos siguientes, Edén recibió una solicitud de amistad de un perfil llamado "IraScible", le dio a seguir de vuelta y se fijó que tenía varias notificaciones de la foto que había subido.

—Me gusta —la morena le enseñó su móvil, en el que estaba la foto que había subido Edén de la lluvia.

—Muchas gracias, las tuyas tampoco están nada mal —dijo observando el perfil de la chica—. ¿Es tuyo? —preguntó mientras observaba un tatuaje de una mariposa en el cuello y se lo enseñaba a través de la pantalla.

LOS DIURNOS: Durante las horas del díaWhere stories live. Discover now