Capítulo 31 En casa

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Erick

Los gemelos se quedaron en la casa de mis padres a petición mía, la reunión había sido un desastre y Joel ni siquiera me miraba. Casi tuve que subirme a la fuerza al auto porque sus intenciones habían sido dejarme también allí y se que si no me gritó, fue porque mamá y papá estaban presentes. El viaje a casa fue terrible, sus feromonas me ponían inquieto y tenía miedo, no de él, sabía que nunca me haría daño pero estaba aterrorizado de que me dejara, yo no podría vivir sin él.

Cuando llegamos, él salió del auto sin esperarme y a duras penas caminé detrás suyo, la panza me pesaba y me sentía débil porque su presencia imponente afectaba a mi omega. Lo vi subir las escaleras que daban a nuestra habitación y traté de seguirlo para hablar ahí sin embargo él salió rápido con unas mantas y su almohada, dormiría en el sofá y eso solamente me hacía sentir peor. Nunca lo había visto así y me dolía el rechazo, necesitaba a mi alfa, necesitaba su aroma en la cama para descansar.

-¿Qué haces? -Pregunté aunque sabía la respuesta, tenía que hacer que entendiera que no podíamos estar así.

-¿Qué crees que hago? -Su tono de voz era tan frío, tan pesado e hiriente, no quería que me tratara así, no quería sentir que me alejaba.

-¿Por qué quieres dormir acá? Tu lugar es en nuestra cama, conmigo.

-¿Lo es? Recuerdo bien que no te importó mucho mi lugar porque preferiste quedarte con ese estúpido para que te coqueteara. -El brillo de sus ojos demostraba el enojo creciente que sentía, mi loba escondía la cola entre sus patas y bajaba las orejas, Joel era un alfa muy fuerte y aunque no quisiera hacerme daño, no lo estaba logrando.

-Yo no hice eso.

-Hiciste exactamente eso, hiciste precisamente esa mierda. Todavía puedo oler su asqueroso aroma porque lo tienes impregnado en la ropa como un jodido recordatorio de que preferiste que otro tipo te coqueteara.

-Jo...

-Cállate, Erick, no quiero escucharte ahora, no puedo mirarte cuando apestas a otro alfa .

No pude responder absolutamente nada, no cuando su potente olor a enojo y rabia pura se apoderó de mi olfato. Lo miré por última vez a los ojos, los suyos habían cambiado a ese tono rojo, demostrando así que ahora su alfa era quien tenía el control y contra eso yo no podía pelear. Sequé las lágrimas que habían escapado de mis ojos y me di la vuelta para alejarme de él bajo la mirada intensa que me regalaba. Me sentía tan malditamente humillado, minimizado, rechazado que solo tuve fuerzas para arrastrar mi cuerpo hasta la ducha y deshacerme de la ropa para lavarme.

Lloré mientras el agua caía sobre mi piel y se llevaba el resto del aroma que no podía sentir. Joel había sido muy rudo, sus palabras me habían dolido mucho más de lo que pensé y a pesar de que el dolor me carcomía, era capaz de entenderlo, para un alfa es mucho más complicado sobrellevar un rechazo y aunque no fue mi intención, se que solo actuó en correspondencia con mis propios actos. Permití que el gel de baño impregnara el aroma en mi piel, aunque no podía sentirlo, él siempre repetía que quedaba bien con mi propia esencia y después de largos minutos, me enjuagué por completo y salí envuelto en una toalla.

La habitación olía a él, olía a ese hombre que me tenía a sus pies, a la esencia pura de su casta superior y sollocé bajito sintiendo su falta. No era fácil acostarme en esa cama sintiendo su aroma para darme cuenta de que estaba solo, de que no me abrazaría al dormir, para darme cuenta de que era real su ausencia y su rechazo. Me coloqué una pijama suya, al menos así podría sentirlo un poco más cerca y me acosté en silencio, tampoco quería llorar porque le haría daño a Lía, el embarazo estaba bien avanzado y no quería que absolutamente nada trajera problemas, aún dolía recordar lo sucedido con los gemelos, si ellos habían sido un milagro, esta pequeña lo era aún más.

Cerré los ojos para evitar el llanto y traté de acomodarme lo mejor que pude, era difícil dado el tamaño de mi panza pero algunos minutos después, lo logré. Sentía el vacío a mi lado, el calor de su cuerpo pegado a mi espalda, ausente, su abrazo para convertirme en la cuchara pequeña, no estaba pero me obligué a dormir, me obligué a descansar porque lo necesitaba y sabía que al despertar, el problema seguiría ahí, en el sofá del salón.

***

Desperté con el sonido del teléfono y me fue bastante difícil levantarme pero logré hacerlo antes de que terminara de timbrar. Era mamá para decirme que llevarían a los niños a la feria y agradecí por ello, sabía que lo hacían para darme espacio aunque le gustaba también hacer cosas por los gemelos. Volví a ducharme para desperezarme y lavé mis dientes antes de bajar a la cocina, estaba hambriento. El olor de Joel se hizo más fuerte a medida que bajaba las escaleras y para mi tranquilidad, él seguía dormido, una cosa era que quisiera arreglar la situación y la otra muy diferente, era pelear a las nueve de la mañana.

Preparé unos huevos revueltos con tocino y algunas tostadas, la suficiente cantidad como para que él también pudiera desayunar si despertaba y comí apurado para evitar verlo, no quería hacerlo y aunque mi loba lo necesitaba, también sentía el rechazo de su alfa como si hubiese sido hace solo segundos. Terminé mi desayuno y lavé lo que había ensuciado siendo cauteloso, no quería hacer ruido alguno para que no se despertara, así que caminé a las escaleras para volver a encerrarme hasta que mis papás trajeran a los niños pero...

-¿Por qué creo que estás huyendo de mí? -La voz grave y rasposa por haber recién despertado, se coló en mi sistema haciendo que detuviera mis pasos a mitad de camino.

-Buenos días, Joel. -Respondí tratando de sonar casual, como si no estuviera a punto de desmayarme.

-No respondiste mi pregunta. -Otra vez paralizó mi cuerpo con ese tono fuerte y por primera vez volteé a mirar. Casi tengo que sostenerme para no caer porque solo Dios sabía lo mucho que me encantaba ese cuerpo que ahora solo llevaba un bóxer encima.

-No estoy huyendo, hay desayuno en el sartén. -Respondí más firme de lo que esperaba, él alzó una ceja ante ello pero seguía estando serio y eso me ponía incómodo.

-Luces exactamente como si estuvieras huyendo.

-Me voy a la cama, si ya terminaste tu interrogatorio... -Me ateví a decirle mientras le sostenía la mirada, no sabía si estaba enojado pero me daba la impresión de que estaba tratando de burlarse de mí y yo no tenía ni fuerzas, ni ganas, así que subí el resto de peldaños que me quedaban y casi corrí a la habitación. No podía soportar este juego tan temprano, moría de amor por él pero no iba a permitir que se riera de mí después de la humillación de anoche.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now