Capítulo 7. Frustrante

764 82 16
                                    


Erick

No quiero alzar la cabeza para mirarlo, me avergüenza. Ha usado su voz de mando varias veces y eso lastima a mi omega. Enconjo mis piernas y casi me hago una bolita en la cama, me duele todo el cuerpo, en especial mi parte baja. Es cierto que necesitaba de él, quería que me hiciera suyo de todas las formas posibles y que me llenara de cachorritos pero se que esto ha sido solo por mi etapa de calor, perfectamente recuerdo que antes de eso, no quería saber de su existencia.

-¿Vas a ignorarme todo el tiempo? -Su voz es como una música para mis oidos, mi loba reacciona a su alfa como si fuera natural y eso me enoja, ella y yo estábamos juntos en esto, es una traidora.

-Si.

-¿Cuántos días dura tu celo?

-Cuatro, a veces cinco. -Respondo sorbiendo por mi nariz, no estoy llorando aunque quiero hacerlo pero no puedo evitar que el agüita me haga cosquillas ahí.

-¡Maldición! -Gruñe en respuesta y me siento rechazado, seguramente que no quiere pasar mucho tiempo conmigo.

-Si tanto te molesta estar aquí, puedes irte ahora, nadie te invitó en primer lugar. -A pesar de que mi voz es solo lamentable, mi dignidad pelea por mantenerse a flote, no quiero que piense que soy un omega débil.

-No me molesta estar aquí.

-¿Entonces?

-¿Sabes lo que tengo que hacer para sobrevivir cinco días con tu olor? ¿Sabes lo difícil que es saber que mi omega está en celo y no puedo tocarlo?

-No...

-Entonces no opines.

-¿Por qué me tratas así? -Cada palabra que salía de su boca era un golpe directo a mi pecho, odiaba estar así de sensible.

-¿Cómo?

-Desdeñoso...como si te obligara a quedarte acá. Tú decidiste venir, tú decidiste quedarte, hasta me ordenaste meterme en mi habitación. No es mi culpa, tú nos tienes así.

-No pongas la culpa en mí, eres tú quien no me quiere cerca. Eres tú quien me rechazó desde el primer momento, eres tú quien me ha tratado horrible.

-¿Y por qué estás aquí entonces? -Tomo fuerzas para sentarme en la cama, estoy débil, dolorido y caliente pero muy enojado porque me siento triste y eso me da rabia.

-Porque eres mi jodido omega, eres mío de pies a cabeza te guste o no. -Es firme con sus palabras y a pesar de no estar alzando la voz, ese tono hace que mi cuerpo entero se erice, tiene una voz muy bonita.

-No veo una marca en mi cuello. -Me atrevo a decir y se que estoy pisando terreno peligroso pero no quiero quedarme callado. Me siento dolido, excitado, rechazado, expectante, todo junto y tengo ganas de pujar de él hasta ver a donde llega esto.

-No seas ridículo, una marca no hace más que confirmar y fortalecer el lazo, que no te haya mordido no significa que no seamos pareja. Eres mío, Erick y nadie más va a tocar tu cuerpo jamás. -La luz de sus ojos encendidos, hace que mi loba suelte un gemido igual al que acabo de emitir yo, me siento tan atraído por él, por el semblante serio pero excitado de su rostro.

-¿Cómo sabes que soy tu omega? ¿Por qué estás tan seguro? -Lo reto con la mirada, alzando un poco mi voz, no se que quiero lograr aquí pero definitivamente estoy muy seguro de que mi lubricante ha empezado otra vez a brotar sin contenerse.

-Solo lo se, lo siento, lo huelo, mi lobo reconoce a la tuya. ¡Joder! Quiero devorarte, quiero hacerte de todo en ese cuerpo, quiero morder tu maldito cuello mientras me corro en tí para anudarte y llenarte de mis cachorros, quiero jodidamente, aduerñarme todo tu ser porque eres mi omega, Erick. -Había empezado hablando firme y rudo pero poco a poco fue bajando el tono, yo estaba a punto de correrme en seco tan solo de escucharlo.

-¿Y por qué no lo haces? ¿Por qué no quieres hacerme todo eso ahora? ¡Dime! -Yo me había puesto eufórico en dos segundos, no me reconocía a mí mismo, retando a un alfa, a mi alfa.

-Erick...mírame. -Pidió susurrando, tomándome desprevenido por completo, se sentó al borde de la cama y tomó una de mis mejillas de la forma más tierna del mundo. -Justo ahora, solo estás actuando por instinto, estás siguiendo a tu lado animal y no tiene nada de malo pero solo es causa de tu celo. Yo no me siento bien tampoco, me cuesta mucho resistir para no devorarte porque me tienes loco pero tu lado humano, no me quiere, no me acepta, no me necesita. Si yo ahora sigo mis impulsos, para cuando termines tu celo, ya estarías embarazado y marcado pero ninguno de los dos sería feliz. Tú porque cuando pases tu calor, vas a volver a ser el mismo y yo porque te ataría a algo que no quieres.

-Pero...-Sus palabras sonaban tan rotas, tan ciertas, tan dolorosas. Me apoyé en el tacto de su mano en mi cachete, se sentía bien, muy bien.

-Tengo treinta años, he hecho cosas que no me hacen sentir orgulloso pero siempre trato de hacer lo correcto y lo correcto ahora, es cuidarte, ayudarte, aliviarte pero soy consciente de que no sientes por mí, que no me aceptas.

-Pero yo...

-Solo quieres que te folle, solo quieres sentir que me tienes adentro pero no quieres al hombre que soy. Entiendo todo y está bien, se que será horrible, que tendré que hacer de tripas corazón para mantenerme firme pero no te lastimaría nunca, no puedo usarte solo porque estás en celo. Ser alfa significa cuidar, proteger, significa mucho más que morder y anudar y tú no quieres eso, no me quieres.

-¿Puedes...abrazarme un poco? Si no quieres, esté bien solo...es que... necesito mimos, por favor.

Él permanece en silencio por unos minutos, fueron eternos e incómodos pero al mismo tiempo, necesarios. Mi corazón latía desbocado en mi pecho, yo realmente necesitaba sus brazos, su calor, había pasado mucho en tan poco tiempo y me estaba asfixiando. Al final decidió cumplir con mi deseo y se acostó en la cama, atrajo mi cuerpo al suyo y olió mi cuello. Mi estómago dio tantos saltos, se sentía todo tan extraño, tan bonito, tan perfecto.

Él estaba vestido por completo, yo llevaba unos pantalones de dormir y una camiseta pero el contacto parecía más, estaba caliente de forma literal, ardía en llamas pero me dejé mimar, me dejé arrullar por su lobo. Él estaba recostado a la cabecera de la cama y yo estaba a horcajadas encima suyo pero a pesar del celo y de lo lubricado que estaba, no hice ningún movimiento, solo dejé que oliera mi piel y acariciara suavemente mis caderas.

-Hueles delicioso. -Ronroneó en mi oido dejando un corto beso.

-Gracias. -Respondí avergonzado, yo no podía sentir su olor y me sentí horrible.

-Me gustas mucho, pequeño, mi lobo te necesita, yo te necesito...

-Tú...tú a mí...

-No es necesario que te esfuerces, no necesitas repetirlo solo porque lo dije antes.

-Solo...es que...

-No pasa nada, solo quiero sentir tu aroma, déjame olerte, Erick. -Pasó la lengua por mi cuello desnudo y que me lleve el infierno si eso no había movido cada fibra de mí. Me removí en su regazo y apretó mis caderas en forma de advertencia.

-Si sigues así...vas a hacer que me corra. -Hablé en un gemido bajito.

-No eres el único, pequeño. -Lo sabía, sentía su firmeza justo en mi lugar húmedo y mojado. -Tu olor está matándome, podría pasar la vida entera solo con tu olor.

-¿Te gusta mucho?

-Desde el primer momento en que te sentí, supe que no había nada en la vida que quisiera más que despertar cada día contigo, Erick...aunque no te pase lo mismo. -Su tono de voz era lastimero y mi loba sabía que teníamos que decirle pero tenía miedo sin embargo...me arrisgué.

-Yo no puedo captar aromas...nací sin el sentido del olfato, por eso me pongo en defensa propia ante tí. Mi loba te acepta, sabe que eres nuestro alfa y yo también lo se pero no puedo olerte y eso es frustrante.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now