Capítulo 2 Joel

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Joel

No puedo creer lo que acaba de pasar, no es posible que haya casi saltado en el camino de ese chico desconocido. No fue él quien chocó conmigo, yo me aproveché de su caminar distraido para hacer que me viera. Había sido tan extraño, tan jodidamente inexplicable, sobre todo por la forma en que yo mismo le hablé. "Tu alfa" le dije sin pensarlo, estúpido yo y estúpido mi lobo que me impulsó hacia él. Nunca había sentido un aroma tan intenso, tan puro, tan diabólicamente atractivo hasta que lo ví. Es el chico más hermoso que vi en la vida, de hecho...es la persona más hermosa y el único omega hombre que he mirado.

No soy un tipo presumido, tampoco soy la persona más agradable pero jamás he sido un idiota lanzado, por lo general, las omegas se disponen a mí y soy bastante exigente con respecto a quien se mete en mi cama pero con él...no, no entiendo. Es un hombre, tiene lo mismo que yo entre sus piernas sin embargo mi lobo gruñe reclamando propiedad sobre él, como si sintiera que su lobo lo llama pero algo anda mal, hasta donde se, los destinados se reconocen solo de verse, de olerse por primera vez, yo lo reconocí pero él no a mí.

Fue grosero e irrespetuoso, se que tampoco llegué de la mejor manera pero creí que sería diferente, que al menos desprendería su olor para captar mi atención o para hacerme saber que me había sentido sin embargo lo único que obtuve fue un par de palabras groseras y una mirada de "no quiero volver a verte". Mi lobo va en un estado extraño, en parte está enojado por el rechazo y por otro lado, está triste precisamente por eso. Entiendo que se sienta así porque yo estoy igual, aturdido, preocupado, comenzando a experimentar una serie de sensaciones extrañamente desconocidas.

-Buenas tardes. -La voz de una mujer, omega, me permite darme cuenta que ya he llegado a mi nuevo centro de trabajo. Tengo que sacudir un poco mi cabeza para enfocarme en el par de ojos azules que me observan.

-Hola, buenas tardes. -Contesto por cortesía, el olor a flores silvestres de ese ojiverde aún está pegado a mi nariz.

-Soy Aurora, debes ser Joel Pimentel. -Normalmente no me molestaría que lanzara feromonas conquetas en mi dirección pero justo ahora, su odioso olor a canela, está cubriendo el recuerdo del aroma del chico.

-Lo soy, mucho gusto. -Mi respuesta es si no firme, seca pero no estoy interesado en ella.

-Es tu primer día y yo soy la secretaria docente, voy a conducirte a tu primera clase para que te familiarices con los chicos, después puedes pasar a mi oficina para...establecer las normas en tu contrato.

-Está bien. -Ella al parecer, no ha notado que no estoy interesado en follar su culo pero tampoco quiero ser grosero, es mi primer día y no es bueno comenzar siendo maleducado.

-Me sorprende que vengas desde tan lejos, nuestra Universidad es de las mejores de todo el país pero...

-Pero me gusta esta ciudad, por eso apliqué por la vacante.

-¡Oh! Ya veo...¿Te adaptarás? Los chicos suelen ser un poco...intensos cuando tienen profesores nuevos, más si es a mitad de curso.

-Se adaptarán. -Respondí tajante porque en serio su olor a canela se estaba volviendo insoportable y no de manera sana.

-¡Oh! Ya veo, bueno...esta es tu clase. Son de último año y son los peores pero sobrevivirás.

Diciendo esto, se adentró al gran salón donde al menos unos cincuenta estudiantes estaban en su propio mundo. Tardé solo un segundo en sentirlo, era fuerte, intenso, delicioso, mi lobo casi despedaza mi interior para salir. Ahí estaba la fuente de ese aroma a flores silvestres que me había vuelto loco, ese menudo chico grosero que ni siquiera levantó la vista. El resto de estudiantes se detuvo para dirigir sus miradas a la secretaria y a mí, pude sentir como varios y varias desprendían feromonas para llamar mi atención pero yo solo lo miraba a él.

No sentía nada más en esa sala de clases, no escuchaba, no veía, solo podía posar mis ojos en su cuerpo menudo y en la total ignorancia que me regalaba. Ni siquiera le importaba que yo estuviera caminando ahora en su dirección, no se que estaba haciendo pero no podía determe. Paso a paso, su aroma se volvía más y más llamativo, envolvente, exquisito y solo cuando estuve frente a él... levantó la vista.

-¿Pero qué jodidos?

Su semblante era de puro estupor, me bebí su reacción genuina y natural, realmente estaba sorprendido. Sus hermosos ojos verdes se abrían imposiblemente mientras que un ligero rubor cubría sus mejillas. El tiempo se detuvo cuando conectamos miradas, sentí por primera vez en mi vida esa conexión extraña, mi lobo reconocía al suyo como su pareja y casi podía sentir como el suyo peleaba por aceptarme pero algo andaba mal, después de los primeros segundos de pura intensidad...se levantó y salió del salón, sin hablar, sin mirarme...solo, se fue.

-Señor Pimentel...¿Todo bien? -La voz crispada de lo que pude oler como molestia, salió de los labios de esa mujer.

-Si...todo en orden. -Se que todos habían notado lo sucedido y de cierto modo, estaba mal que esa fuera la primera imagen de su nuevo profesor pero no pude evitarlo.

-¿Conoce al señor Colón? -Colón, al menos sabía ahora su apellido.

-No...solo coincidimos en un pequeño accidente más temprano.

-Pues...ya va teniendo su primera ausencia. Siempre hace lo que quiere, espero que usted le ponga un freno porque no importa cuan buen estudiante es, si no respeta las normas...

-Disculpe pero habla demasiado. Voy a ver si algo le sucede.

La mujer casi se cae de culo cuando la dejé con la palabra en la boca, se que todo iba de mal en peor en ese primer día de clases pero ni muerto dejaría solo a mi omega. Perseguí su olor con facilidad hasta encontrarlo en el baño de chicos, su mirada se posó en mí en cuanto abría la puerta y nuevamente ese semblante sorprendido, casi con miedo, apareció en su bonito rostro. Respiraba con dificultad mientras sujetaba su pecho con una manito, justo donde su corazón debía estar y mi lobo aulló emocionado.

-¿Qué... qué haces acá? -Su voz era un temblor, tenía el rostro serio y enojado pero al mismo tiempo lucía vulnerable.

-¿Cómo estás? Saliste huyendo.

-Eres un acosador...¿Por qué me acosas? -Estaba a la defensiva, podía sentir sus nervios saliendo de él, su aroma muy intenso se mezclaba con la irritación y desconcierto.

-No te acoso...no planeé esto. -Quise acercarme un paso pero él se puso en guardia, no iba a permitirlo.

-Eres un idiota, no te conozco y llegas a decir que eres mi alfa. Yo no tengo alfa y nunca voy a tenerlo.

-Soy tu alfa...-Sus palabras estaban doliendo, era ridículo porque ni lo conocía pero podía sentir como mi corazón se encogía.

-No eres nada mío. Eres solo otro alfa que se aprovecha para intentar tirarse a todo lo que puede. Que sea un omega no significa que voy a abrirme de piernas a todo idiota que se cruce en mi camino y definitivamente no lo haré contigo. -El chico estaba enojado, sus ojos estaban vidriosos y aguados. Yo sabía que estaba asustado y que era solo negación como una defensa pero eso no evitaba que me sintiera rechazado.

-Soy tu alfa, te guste o no. -Di un paso más y esta vez no tuvo a donde escapar.

-No...aléjate. -Puso sus manitos en mi pecho para empujarme pero solo se sintió como una corriente recorría mi cuerpo, definitivamente él era mi pareja.

-No voy a hacer eso, eres mi omega y puede que ahora no quieras aceptarlo porque no me conoces pero lo sabes, lo sientes, aquí. -Coloqué mi mano en su corazón y me llenó de vida saber que latía desenfrenado y errático. Se quedó quieto unos segundos, como si mi tacto lo relajara pero...

-No soy una puta mierda tuyo, no siento ni mierda, no huelo ni mierda. No vuelvas a acercarte así porque voy a demandarte por acoso. ¡Maldito viejo!

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now