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Los Guardianes que visitaron el local ayer no se presentaron a la preparatoria esta mañana. Ninguno de ellos. Ni siquiera Iskandar.

Es bastante extraña la dinámica que tienen estas criaturas con el mundo exterior. Durante los primeros años de su vida —y de su formación como Guardianes—, viven en reclusión. Mezclándose únicamente con los seis Clanes Guardianes que existen: Dunne, Madan, Duncan, Aldrich, Sato y Knight —siendo este último el más importante de todos.

Nadie sabe en qué consiste el entrenamiento al que son sometidos para convertirse en estos guerreros letales capaces de enfrentar demonios y criaturas paranormales; sin embargo, sabemos que, cuando están por terminar su formación, son obligados a pasar una temporada en el mundo exterior, rodeados de humanos sin capacidades extrasensoriales; contrario a lo son todos ellos.

El motivo de esto es que aprendan de nosotros. De la belleza de la humanidad como tal... O, al menos, eso es en la teoría.

La realidad es que, para los Guardianes, esos meses fuera de casa son para haraganear y hacer tantos desmanes y destrozos puedan.

Están obligados a preservar su linaje —porque descienden de criaturas celestiales—, así que sus matrimonios son arreglados; sin embargo, eso no los detiene de tontear con cuanta chica humana se encuentren antes de sentar cabeza. Estos meses fuera son ideales para eso: para romper corazones, pavonearse como celebridades por las calles de las ciudades a donde son enviados y hacer cuanta estupidez les plazca sin recibir un castigo por ello.

Este año no ha sido diferente en ese aspecto: los Guardianes a punto de ser nombrados oficialmente han sido enviados a casa, al lugar donde nacieron, a hacer su servicio social, por llamarlo de alguna manera.

Lo que ha cambiado ha sido la dinámica de los Guardianes de Élite. Ese pequeño grupo de Guardianes que destaca por sus habilidades —tanto individuales como en conjunto—, y que tiene un entrenamiento especial y distinto al resto de los Guardianes ordinarios.

Son chicos fuera de serie capaces de enfrentarse a criaturas fuera de nuestra imaginación y salir vivos para contarlo. Esos que, de enfrentarse con un batallón militar humano, harían una masacre en minutos.

Ellos no se mezclan con nosotros. Al menos, no de esta manera.

Enzo dice que, por lo regular, los envían de manera individual, en otras épocas del año, para ocultar sus identidades de Élite.

Este año, sin embargo, se han encargado de hacer que todo el mundo se entere de dónde se encuentran: Kodiak. Y no solo eso, se han encargado de hacer venir a una considerable cantidad de Guardianes veteranos para una gala exclusiva de la que no se sabe casi nada.

En casa sabemos que esa es una gran mentira. Enzo cree que todo esto empezó a ocurrir luego de que el tío Timotheus —el hermano mayor de mi madre— muriera. Mi tío Theo —el padre de Enzo— no nos ha dicho nada al respecto, pero mi primo y yo sabemos que llevaba años intentando invocar un demonio mayor en la iglesia abandonada junto al viejo faro de la isla; el lugar en el que falleció.

No es muy difícil sacar conclusiones con toda esa información y saber que algo muy malo ocurrió en ese lugar.

Por supuesto, eso atrajo la atención de todos los Guardianes y, desde entonces, las investigaciones a nuestra familia no pararon hasta que, finalmente, descubrieron que somos descendientes de los Black. Esos mismos que hace ciento cincuenta años se rebelaron contra el Primer Guardián y le juraron lealtad al mismísimo Lucifer. Esos que juraron ayudarlo a derrotar a todo el linaje de los ángeles que detuvieron el legendario Pandemónium.

Guardián ©Where stories live. Discover now