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He pasado el día entero encerrada en las paredes de esta habitación. Nadie —salvo Takeshi Sato, quien se ha encargado de venir a traerme mis respectivos alimentos— se ha dignado venir a verme o a, siquiera, informarme qué es lo que va a pasar conmigo ahora.

Takeshi ha sido muy gris a la hora de responder a mis preguntas y eso me tiene con los nervios de punta. Ha dicho que los Líderes de los Clanes siguen en reuniones y que no se sabe mucho al respecto. Que, si me sirve de consuelo, su familia está de mi parte y los Sato son muy poderosos.

No he querido indagar qué significa eso, pero no me tranquiliza en lo absoluto. Tener el apoyo de los Sato no significa que voy a salir bien librada de todo esto. Además, ¿qué clase de criatura creen que soy que han pasado más de doce horas deliberando mi destino?

Me encantaría ir yo misma a decirles que no mantengan las esperanzas muy altas al respecto. Que solo soy mitad Druida, mitad... algo.

Tampoco he sabido nada de Iskandar.

Quiero pensar que su padre lo ha mantenido ocupado, o que las cosas están lo suficientemente tensas como para que haya decidido no arriesgarse a venir a verme.

Con todo y eso no puedo dejar de sentirme decepcionada. Sé que no debería hacerlo. Que Iskandar mismo me dijo que no creía tener oportunidad de venir durante el día, pero, de todos modos, me encantaría que viniera. Que me explicara qué diablos está pasando y le trajera algo de consuelo a mis nervios alterados.


No sé qué hora es, o cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que Iskandar estuvo aquí, pero calculo que ha sido demasiado. Sobre todo, porque ya me han traído el desayuno y el almuerzo hace un largo rato. Si no me equivoco, pronto estarán trayéndome la cena, pero no estoy muy segura de ello.

La oscuridad casi perpetua que se cuela a través de las ventanas no ayuda demasiado. La luz de día en la isla es cada vez menor, así que es muy fácil perder la noción del tiempo cuando hay apenas seis o siete horas de luz solar al día.

He matado el tiempo dándome una ducha más temprano y limpiando mi Tarot. También, por pura curiosidad, he tratado de echar una tirada para tratar de comprender qué fue lo que pasó en la iglesia, pero no he tenido mucho éxito.

Es como si las cartas estuvieran igual de confundidas que yo. Como si ni siquiera ellas tuvieran claro el mensaje que desean darme. Solo hablan sobre precaución y peligro. Mucho peligro.

No quiero decir que eso no me preocupa, porque estaría mintiendo, pero trato de no pensar mucho en eso. No quiero agobiarme ahora que se está deliberando mi destino en una habitación de esta casa.


***


Estoy considerando seriamente la posibilidad de ponerme a gritar como lunática solo para ver si así alguien viene; así sea para decirme que cierre la boca.

Hace horas desde la última vez que vi a un ser humano y eso está volviéndome loca. Casi me arrepiento de no haberle pedido a Takeshi que me trajera un libro o algo así para pasar el rato y me digo a mí misma que, la próxima vez que lo vea, se lo mencionaré.

Mientras tanto, estoy aquí, tumbada sobre la alfombra de pelo largo de la habitación, mirando al techo, sin dejar de darle vueltas a todo lo que ha pasado los últimos días.

Solo porque me gusta torturarme a mí misma, pienso en mi familia. En mi tío, en Enzo, en Lydia... Y los maldigo uno a uno por no haber hecho un escándalo ya sobre mi desaparición.

Guardián ©Where stories live. Discover now