Capítulo 5

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Enciendo la televisión ante la mirada expectante de Marcus y Jordan

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Enciendo la televisión ante la mirada expectante de Marcus y Jordan. Los he convocado a los dos, he logrado que se sentaran en el mismo sofá y ahora llega la parte más complicada: conseguir que trabajen juntos.

—Os he reunido aquí porque tenemos que trazar un plan para capturar al catfish —les digo sin rodeos ni florituras. Esto tiene que ser como una tirita: cuanto antes tires, antes te libras del dolor.

Marcus se acomoda en el sofá y Jordan le lanza una mirada asesina, de esas que dicen «si te mueves, date por muerto», pero él la ignora categóricamente. Claramente, a Jordan se le ha pasado el efecto placebo del pokéh y vuelve a estar de mal humor. También es cierto que aún no ha cenado, lo cual potencia su modo muñeca diabólica.

—¿Tienes alguna idea? —me pregunta él.

¿Una? Tengo un millón de ideas. Tal como hago en el trabajo, hice un trabajo previo de investigación, luego hice una tormenta de ideas con la Eli del espejo mientras Gato me observaba con desdén desde lo alto del castillo, las puse todas en un documento, descarté las más absurdas y luego preparé una presentación por todo lo alto.

Bueno, por todo lo alto no, porque tuve que hacerla en menos de una hora, pero afortunadamente tengo unas plantillas de emergencia que pude utilizar para esto, así que no tuve que invertir demasiado tiempo en el diseño.

Recupero mi ordenador portátil, que lo había abandonado en el sofá de Gato, y se lo pongo a Jordan en el regazo.

—Necesito que tú te encargues de pasar las diapositivas —le ordeno.

—¿Has hecho una presentación? —me pregunta ella, divertida.

—¡Por supuesto que he hecho una presentación! ¿Cómo, si no, iba a expresarme?

Jordan se echa a reír.

—No sé ni porqué me sorprende, si eres la reina del PowerPoint.

Pongo los ojos en blanco. Jordan siempre se burla de que hago presentaciones para absolutamente todo: da igual si es una fiesta, una comida, un viaje o un plan para que Jordan se lleve a la cama a algún chico y lo abandone al día siguiente, las presentaciones son estrictamente necesarias para organizar mis ideas y una excusa perfecta para usar todo mi arsenal de imágenes bonitas.

—Pues a mí me parece buena idea —admite Marcus—. Las presentaciones ayudan a visualizar mejor el objetivo.

Señalo a Marcus con el rotulador rosa, triunfante.

—¡Correcto! Menos mal que tienes algo de sentido común —le digo, sonriendo—. Y ahora no perdamos más tiempo. Por favor, Jordan, procede.

Mi amiga exhala un suspiro teatral y envía la presentación a la televisión del salón.

Un cartel de fondo verde, con letras en blanco y un montón de dibujos aparece de la nada y proyecta sus colorines por toda la habitación. Hincho el pecho con el orgullo de un trabajo bien hecho.

CatfishWhere stories live. Discover now