CAPÍTULO 14

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Aventé las llaves a la mesa de centro y me senté en el sofá a esperar a que Eliot decidiera qué íbamos a hacer ahora, pero él se fue directo a la cocina. Por los ruidos que escuché, estaba preparando algo para comer.

Al ver el desorden, pensé que debería limpiar un poco, pero mejor prendí el televisor y busqué las noticias. No podía creer que esta nueva guerra fuera tan importante para ganarse el título de tercera guerra mundial.

Los humanos han esperado ciento seis años para esta guerra y no podía ser posible que, tanto en los noticieros locales como en los internacionales, no mencionaran ningún conflicto que pudiera evolucionar en una guerra. Entonces busqué en la red, pero solo se le mencionaba como el final de muchas profecías.

Era extraño que recordara en ese preciso momento lo que Eliot me dijo una vez acerca de la inmortalidad de un Recolector: No existía nada en el mundo que pudiera, irónicamente, matarnos. Sin embargo, me confesó que rondaba una teoría que decía que los Recolectores podrían regresar a la mortalidad cuando ya no hubiere nadie a quien recolectar; es decir, cuando la humanidad dejara de existir.

¿Qué pasaría si esta guerra fuera lo que dicen las profecías?... ¡El final de todo!

—Tanto prepararme para nada —murmuré.

Al poco rato, Eliot regresó con dos tazas de té y galletas.

—¿Es este el final? —pregunté antes de que me diera la taza.

Eliot vio hacia el televisor en donde una pintura demostraba cómo sería una tercera guerra mundial, después hizo gestos de que entendía el origen de mi pregunta.

—No, tontita. Aún falta mucho para eso —respondió tomando el control para apagar el televisor. Su voz era sedativa—. Sabremos con anticipación cuándo será el fin.

Me sentí aliviada.

—Retomando la pregunta de Laia: ¿Qué va a suceder con nosotros?

Se sentó junto a mí muy despreocupado.

—En eso he estado pensando desde que salimos de con Nicholau... Creo que lo mejor es que te quedes aquí.

—¿No puedo ir contigo?

—No —bajé la cabeza para ocultarle que estaba luchando con la resignación de quedarme atrás—. Me gustaría que aprendieras de esta experiencia, pero... —Suspiró— esta guerra va a ser muy dura.

»Audrey —Levanté la mirada—, aún te faltan doce años. Disfrútalos y vívelos sin responsabilidades. —Traté de sonreírle, pero solo me salió una media mueca—. Además, no vas a estar sola. Estoy cien por ciento seguro que Laia se va a quedar también.

—¿Y Théo?

—De acuerdo con tu visión, también se va a quedar, pero de seguro bajo la supervisión de alguien más.

—¿Cuándo te irás?

—Lo más pronto posible. Esto sonará a broma, pero tengo que enlistarme en nuestro ejército y actualizarme en las tácticas, solo así podré hacer mi trabajo sin sospechas... Va a ser un poco difícil, dado que la tecnología ha cambiado mucho desde mi última guerra.

—¿Y cuál fue?

—La segunda guerra... Trabajé de principio a fin.

En el pasado me hubiera sorprendido esa información, pero ahora me parecía tan normal. Como si Eliot me platicara que había ido al supermercado, o algo por el estilo.

—¿No fuiste reclutado en el medio oriente?

—No, supongo que los Recolectores de la zona pudieron con esa guerra.

El Recolector: Fuera de la vidaWhere stories live. Discover now