capítulo 15: paz mental

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El ambiente que lo rodeaba era tan puro y limpio que le inspiraba soledad, como si nunca hubiera pasado un alma por ahí. Esto en vez de darle miedo le daba tranquilidad. Poder respirar el limpio aire le hacía sentir que sus pulmones estaban siendo limpiados para borrar de estos el aire de la ciudad totalmente manchado por la contaminación ambiental. Al albino le tranquilizó saber que no habría nada a su alrededor que pudiera hacerle daño como sus anteriores sueños; sabía perfectamente que esto no era real.

¿Como podría existir un sitio tan pacifico? No era tan difícil para él saber que esto no era real. Un sitio sin ningún árbol que cubra los delicados rayos del sol, ningún edificio o indicio de construcción que corrompa la belleza del paisaje a su alrededor, pasto limpio y con libertad de crecer hasta donde se lo permitiera su naturaleza, nada que contemplar las que las montañas poco lejanas. No existía en el ningún deseo levantarse del suelo donde decidió recostar la mitad inferior de su cuerpo.
Estuvo en paz hasta que sintió un leve peso sobre sus hombros, el cual le provocó un sobresalto. Tímidamente giro su mirada para encontrarse con la dulce mirada de su madre, quien fue responsable de su sorpresa al abrazarlo por la espalda. Inmediatamente giro su cuerpo para unirse en un abrazo con su progenitora, correspondiendo al afecto tan puro que le brindaba con un simple tacto. Al levantar su mirada pudo visualizar una imagen igual de hermosa para él que el rostro sonriente de su madre. Su pequeña hermana mostrándose feliz de estar sobre los hombros de su padre, a quien tanto adoraba y admiraba por el simple hecho de ser su único padre, él que les enseño a ambos a caminar, hablar, etc. Estos estaban a pocos pasos de él. Pudo ver cómo su padre iba hacia donde se encontraba el albino abrazando a su madre y se bajaba para despeinar su cabello con una suave caricia.

Pudo sentir como si su corazón se detuviera en ese corto instante; la noche no sería para siempre. Aún no quería que esto acabará, necesitaba sentir más de ese calor que su subconsciente sembró en él. No sabía cuándo volvería a encontrarse con sus padres en sus sueños pues está era la primera vez que ocurría ¿Y si era la última? El abrazo que su progenitora le estaba dando se volvió más fuerte, al punto que se sentía como si estuviera depositando en el todo el cariño y el dolor de una madre al perder a su hijo. Algunos podríamos asimilar esta sensación con el abrazo que le da una madre a su pequeño antes de dejarlo en el kinder por primera vez, la primera despedida. Selever quería ver por última vez el rostro de su madre antes de despertar pero para su suerte ya no tenía control de lo que estaba pasando y lo único que podía hacer era cerrar sus ojos para evitar la luz blanca que se hizo presente ante él con una intensidad que fácilmente pudo dejarlo ciego. Tras pestañear repetidas veces hasta que la luz se volvió menos molesta para sus ojos y pudiera abrirlos noto que se trataba de la luz del sol entrando por su ventana. Finalmente pudo reconocer el techo de su habitación y sus paredes, una vista que le hizo extrañar el bello paisaje que su subconsciente creo para él.

Intento moverse pero el peso sobre su cuerpo le impedía moverse o levantarse de la cama, el peso muerto de su felino compañero quien descansaba tranquilo sobre el pecho del demonio soltando suspiros leves cerca de su cuello; era realmente molesto. Un par de sacudidas, supuestamente con cuidado por parte del menor bastaron para hacer que el de apariencia de gato despertará y notará que se estuvo frotando sobre su amigo durante la noche, lo que lo hizo apartarse, aún exaltado por la manera tan brusca que utilizo Selever para despertar al mayor de los dos — Buenos días para ti también.

El sarcasmo de Kapi hizo irritar más al joven demonio, pues no era la primera vez que lo hacía. Las tres noches en las que estuvieron durmiendo en la casa de Selever siempre ocurría lo mismo al despertar, lo que no le agradaba mucho al demonio. Pero de cierto modo, le agradaba que en las últimas dos semanas el felino no haya provocado que la confianza que le daba desapareciera, sino lo contrario.

Love like you do - Selkapi ♥Where stories live. Discover now