Cachorro

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Había huido

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Había huido.

No sabía muy bien cómo lo había logrado pero lo había logrado.

No podía regresar, no quería tampoco.

Pero los hombres tras ella no la iban a dejar escapar.

Corría rápidamente, con sus patas sin hacer ruido en la oscuridad.

Ella era rápida lo sabía, y más astuta de lo que la gente pensaba.

Porque, ¿Qué se puede esperar de una joven omega que nunca tuvo que hacer nada en la vida ?.

A pesar de eso, Becky Armstrong no era la inútil que todos veían.

Para hacerse una idea de lo que la chica podía pensar, había logrado liberarse en el barrio pesquero de la ciudad, el olor a mar y a sus animales iban a distraer a los guardias.

Por otro lado, se había puesto perfume con la excusa de "estar presentable" para otra de sus pretendientes.

Y por último, se revolcaba en la basura del barrio para disimular aún más su olor.

Su aroma, tan dulce, muchas veces comparado al de una manzana acaramelada, era demasiado distintivo, y su peor enemigo en la huida.

Pero a pesar de eso, corría, libre.

Siguiendo a su corazón, agitado en su pecho, podía sentir la presencia que tanto la atraía desde hacía tiempo.

Según ella (y respaldada por su abuelita), su alma predestinada.

A pesar de que la sentia lejana, nunca había estado tan cerca, así que, casi probando suerte, intento llamarla.

El llanto vino desde su corazón, pero no salió por su hocico, se mantuvo en su interior, con la esperanza de que sea escuchada.

De pronto sintió la cercanía con su predestinada aumentar, cada vez más.

A pesar de que no conocía esas calles sabía dónde ir.

Siguió llorando en su interior para que su otra loba la encontrara.

Escuchar las voces de sus guardias sólo la asusto más, y por un momento temió que la hubieran encontrado, pero los hombres siguieron por otro lado, ella los vio pasar, escondida tras unas bolsas de basura apestosas.

La presencia de la otra persona fue lo que le dio tranquilidad, lloro una vez más por quien estaba a unos metros de ella.

Becky escuchó los pasos acercarse.

De nuevo, Freen tomó la bolsa de basura, sin nadie esta vez para despertarla, corrió bruscamente, con su loba interna despierta y arañando por proteger a su algo.

Vio con confusión la bola de pelos que se escondía tras la basura, de un pelaje blanco sucio, un cachorro canino alzó la vista hacia ella.

Los ojos, de un cálido marrón, hicieron a Freen querer protegerlo ante toda costa.

DELTA || FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora