DELTA || Freenbecky

Rebecca Armstrong desaparecida

Al salir del baño, vestida con una remera gris oscura y unos pantalones negros bastante holgados, con los hombros algo mojados por lo húmedo de sus cabellos, Becky fue hacia la cocina, viendo que Freen no estaba en el dormitorio.

-¿Freen? - preguntó, viendo a la castaña, de espaldas a ella, sosteniéndose con fuerza de la encimera de la cocina.

-No tomaste los supresores- dijo.

Becky no contestó, no sabía qué le estaba pasando a Freen.

Freen giró un poco el rostro para mirarla de reojo.

- Becky, ¿Sabes que acabas de entrar en celo?

Becky se sorprendió un poco, se le había olvidado completamente el tema de su celo, al punto de ignorar el por ahora leve dolor en la parte baja de su abdomen, había estado muy ocupada sintiéndose mal emocionalmente como para pensar en eso.

-Tu olor me está volviendo loca, Becky, ve a tomártelos- se notaba que Freen estaba apretado sus dientes.

Becky reaccionó y fue hasta el cuarto, donde, sobre el escritorio, descansaba la cajita con los supresores.

Decidió no volver a la cocina por agua, y en cambio fue al baño, haciendo un cuenco con las manos para tragar la pastilla.

Luego, con precaución, se asomó de nuevo en la cocina, esta vez, para ver a Freen preparar algo de comida.

Freen sintió el olor de Becky de nuevo, volteando a verla.

-Ya los tomé- dijo la omega, antes de que la otra se lo preguntara

-Supongo que tardará un rato en hacer efecto- dijo la mayor, con un suspiro-. Siéntate, que aún debes comer.

Freen le sirvió una generosa ración de arroz, y Becky sabía que no la dejaría irse hasta terminarlo todo.

Un poco alejada, Freen intentaba distraerse del olor de la omega.

Antes, en el baño, cuando Becky había salido de bañera, Freen había visto demasiado bien su cuerpo, sumado a que su aroma dulce, de manzanas y caramelo, se había hecho más fuerte, aunque quizás era maximizando por el hecho de que el olor a tristeza de antes se había ido, dejando el dulzón.

Pero Freen no podía olvidar las ganas enormes que tuvo de besar a la omega, y algo más.

Se preguntó si quizás, cuando decidió hacer caso a su loba, se había dejado llevar bastante, doblegándose al punto de hasta llegar a bañar a Becky, todo porque en su pecho, sintió la necesidad de mimarla, y cuidarla como no lo había hecho antes.

Y ahora, a pesar que estaba un poco más calmada, y que el olor Becky también, sintió la necesidad de salir corriendo de aquel lugar.

Pero no podía hacerle eso a Becky, ya bastante la había afectado al irse la noche anterior.