23. CATA

158 21 33
                                    

Cuando tú vas - Chenoa

Lo peor de estar enfadada con Jimena es que a veces se me olvida que lo estoy. Me compro el almuerzo o saco de mi mochila un zumo de uva y tengo que contenerme a mí misma, porque el primer impulso es darle la mitad. Estrenan un nuevo capítulo de nuestra serie favorita y ella es la persona con la que quiero comentarlo. Suspendo un examen y quiero ir hasta ella para que me dé un abrazo.

Mi mente sabe de sobra que estamos enfadadas pero mi cuerpo... a veces me traiciona. Y entonces vuelve a la mente nuestro enfrentamiento.

"Yo por lo menos no salgo con gente que no me respeta".

Y su mirada mientras lo decía: firme, con una media sonrisa atravesando su rostro y con la seguridad de que sus palabras me harían daño. Sigue doliendo tanto como antes.

¡Tengo que decir que yo también me pasé! No tendría que haberle pegado y tampoco que haber subido ese estúpido TikTok, pero... Ella no tendría que haber dicho eso. Y menos aún en público.

Miro WhatsApp mientras me muevo por el pasillo hacia el aula de teatro.

LEÓN: Hoy tenías ensayo, ¿verdad? ¡Suerte!

Sonrío al leer su mensaje y después me apresuro a guardar el móvil en el interior de mi falda antes de que una profesora que se cruza conmigo me descubra.

En realidad, hoy no tenemos ensayo de teatro. O al menos, no de manera reglada. Nuestra profesora lleva un par de semanas de baja así que hemos decidido aprovechar el tiempo y avanzar nosotras solas en el recreo.

En el interior del aula, estoy a punto de tropezarme con una madera con forma de arbustos que se utilizará como decorado, y eso basta para que todas las miradas se dirijan a mí.

—¡Hola! —las saludo—. Habíamos quedado para ensayar, ¿no?

—Falta Jimena —dice Genoveva—. ¿Viene contigo?

Frunzo el ceño y niego con la cabeza.

—¡¿Cómo va a venir con ella?! —inquiere Balma—. ¡Si se llevan a matar!

—¿Podéis dejar de hablar de mi en tercera persona? Estoy delante —suspiro.

—Pues dinos, ¿va a venir?

Yo desvío la mirada hacia Mencía y Brianda, que están en el fondo del aula.

—Le estoy mandando un mensaje... —responde Brianda.

—¡Yo flipo! —exclama Rebeca—. Me parece que yo me voy a ir, paso de perder el patio por esto...

—De todas formas, no se puede ensayar Romeo y Julieta sin Romeo —añade Geno.

—La guarra de Jimena le quita el novio a Cata y las que nos jodemos somos nosotras y toda la obra de teatro... ¡menudas protas hemos elegido!

Las palabras de Balma son como balas que aunque no van dirigidas a mí, me rozan y me hieren igualmente.

—¡¿Qué mierdas dices?! —exclama Mencía, acercándose—. ¡Jimena no le ha quitado el novio a nadie!

El corazón se me encoge en el momento en el que Balma me mira con una sonrisa y dice:

—Jimena no ha conseguido quitárselo, pero lo intentó, ¿no? Mucho ánimo, Cat, yo también he querido liarme con tu novio demasiadas veces... pero eso no se hace.

—Has hecho bien en escribirle eso en la mesa... —añade Rebeca.

Frunzo el ceño.

—¡Yo no le he escrito nada! —exclamo.

Pero da igual, porque mis compañeras abandonan el aula todavía hablando de Jimena, de León y de mí y probablemente convencidas de que soy la que ha escrito en la mesa de Jimena.

—¿Por qué no les has dicho que es mentira? ¡Jimena no ha intentado nada con León! —insiste Mencía, mesándose el flequillo rubio y dejando ver unos escandalosos pendientes con forma de corazón.

No sé qué responder. Quiero decir, ¡por supuesto que lo que ha dicho Balma es mentira! Ella no intentó nada con León. Aunque ahora mi amiga esté empeñada en romper nuestra pareja, no quiso besarle. Lo sé de sobra y no es justo que todo el instituto piense lo contrario. Sin embargo... me siento cómoda con eso. Que piensen eso de Jimena me hace sentir protegida.

—En realidad, nosotras no sabemos lo que pasó —murmura Brianda, haciendo un mohín—. ¿Por qué no nos contáis nada?

—No es fácil de explicar... —me quejo.

Porque no es solo lo que pasó en nochevieja. Son demasiadas cosas como para ponerlas en orden.

Mencía tiene la mirada perdida en su teléfono, con el nombre de Jimena brillando. Ha debido llamarla, sin respuesta. Después, mi amiga se acerca a su hermana y apoya la cabeza en su hombro.

—Yo solo digo que, por encima de todo, vosotras dos sois amigas. Vais a tener que solucionar esto.

Suspiro.

Si tu amiga y tú os decís cosas hirientes, os hacéis llorar, no pasáis tiempo la una con la otra y lleváis días sin hablaros... ¿se puede considerar de verdad que sois amigas?

 ¿se puede considerar de verdad que sois amigas?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Perdón por no ser Julieta  | Serie Cayetano #2Where stories live. Discover now