65-Paradero desconocido

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*Dani*

Subí las escaleras a toda prisa como pude para buscar mi móvil y llamar a la policía.

Pero aunque quisiera, embarazada ella corría más que yo y acabó cogiendome del pelo antes de llegar a la habitación y me pegó a su cuerpo sacando una navaja que colocó en mi abdomen.

-No me hagas nada por favor-le pedí en un sollozo de desesperación.

-No voy a hacerte nada si te vienes conmigo sin rechistar, vamos-me dijo tirando de mi hasta la puerta de la entrada.

-Por favor dejame en paz, no te he echo nada porfavor Esther, no compliques las cosas-le pedí desesperada y ella rió negando pegando su boca a mi oreja.

-Las cosas se complicaron hace meses Daniela-me dijo con una sonrisa asquerosa en su cara-andando, Al coche-me dijo empujandome al mismo tiempo que me daba una contracción aún más fuerte que la anterior que intenté reprimir.

Me subió a un coche de alta gama y abrí aun más los ojos cuando vi quien estaba al volante.

Aina era la que conducía y miró hacia atrás mirándome con pena, ¿que tenía pensado hacerme esta puta loca?

Esther se montó en el asiento del copiloto y le pidió que arrancase.

Vi a Pablo llegar a casa con el coche al mismo tiempo que yo me alejaba de ella y sollocé desde atrás sin poder evitarlo.

Llegamos a una especie de casa abandonada en mitad del campo bastante alejadas de casa.

Esther me seguía apuntando con la navaja amenazándome con que me portase bien.

Cuando entramos había un colchón en el suelo y una pequeña cocina.

-Siéntate ahi-me dijo señalando El colchón.

Lo hice porque me estaba dando mucho miedo y ahora mismo estaba vulnerable, las contracciones cada vez eran más seguidas aunque yo intentaba no mostrarlo para que Esther no se diese cuenta.

Ella se agachó a mi altura tocando mi abdomen y dirigió sus ojos a mi con odio en ellos.

-Falta poco-murmuró con su mano en mi abdomen.

-No me hagas nada porfavor, y menos a ella, no tiene la culpa de nada, déjame-le pedí intentando levantarme pero ella me empujó haciendo que cayese de nuevo en el colchón.

-O te callas, o esto va a terminar antes de la cuenta-me amenazó a gritos mientras Aina observaba todo desde la puerta de casa con miedo en sus ojos también.

Me hizo una señal desde atrás indicándome que me callase y eso hice, Esther estaba tan loca que podría hacer algo que me costara muy caro.

Esther se sentó en el sofá poniendo la tele tan tranquila y yo me apoyé en la pared en silencio mientras otra contracción azotaba mi abdomen.

Por favor Aitanita no es el momento, espera que papá llegue a por nosotras,pensé muerta de miedo.

*Gavi*

-Amor, he llegado-grité desde la entrada, pero Dani no contestó asique supuse que seguiría dormida.

Dejé las llaves en la entrada y fui a subir las escaleras para ir a despertarla, eran casi las doce del medio día.

Pero al subir, una ráfaga de viento me dió en el cuerpo y dirigí mis ojos al ventanal dándome cuenta que estaba destrozado.

Me acerqué a ver que había pasado, y vi una piedra enorme del jardín en el suelo del salón, la cogí frunciendo el ceño y cunado me quise dar cuenta ya estaba subiendo corriendo las escaleras buscando a mi novia esperándome lo peor.

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora