72-El final

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*Gavi*

-No papi, yo creo que este color te va quedar más bonito, ¿Vale?-me preguntó mi hija y yo asentí.

La imagen era digna de ver, estábamos en el salón, con toda la alfombra llena de muñecas de Aitana, y como no tenía suficiente con ellas había decidido pintarme las uñas y maquillarme a mi.

Mi niña estaba a punto de cumplir cinco años y no paraba quieta nunca.

Asique aquí estaba yo, en el suelo de mi salón con una felpa ridícula quitándome el flequillo de la cara, los labios rosa chicle y los coloretes bien marcados mientras mi niña me pintaba las uñas de azul o de rojo y yo veía el fútbol.

Quizá otro hombre se quejase de todo esto, pero yo solo por ver a mi hija contenta me bastaba, luego me lavaba la cara y listo.

Además no era su única víctima, los chicos también se dejaban manejar por ella sin rechistar, más de una vez habíamos tenido en casa un salón de belleza, pero es que aún seguía siendo la única bebe del grupo y estaba consentida por todos.

Y digo aún porque Carla y ferran iban a ser padres en pocos meses, un pequeño tiburoncito venía de camino y también fermin había decidido dar el paso con Estela y hace unas semanas nos enteramos que serian padres.

Pedri era el único que no había encontrado aún a su media naranja, si estuvo varios meses saliendo con una chica, Rosa, pero la cosa no cuajó y era un espectáculo cada vez que la traía y Aitana la veía, porque mi hija seguía teniendo amor incondicional hacia pedri y miraba con indiferencia a la pobre chiquilla.

Ahora que era más mayor, decía que pedri era su novio y así se lo dejaba claro a toda chica que viese alrededor del canario.

-Papi, ¿cuando viene mami?-me preguntó mi hija y yo la miré haciendo una mueca.

-Ya le queda poco princesa-le dije dejando un beso en su mejilla y ella miró por la ventana preocupada.

-Llueve mucho-dijo haciendo una mueca y yo asentí, no quería decírselo a ella, pero yo también estaba preocupado y le había pedido a Dani que tuviese cuidado con el coche después de ofrecerme ir a buscarla, aunque ella se negó diciéndome que no sacará a Aitana de casa.

Dani teletrabajaba, pero una vez en semana le tocaba ir a la sucursal, y justo le había tenido que tocar hoy que llovía muchísimo.

-Me da miedo papi-dijo Aitana acurrucándose en mi pecho y yo la abracé contra mi.

-Princesa con papi aquí no va a pasarte nada malo nunca-le prometí y ella me miró dudando.

-¿Y a mami?-me preguntó y yo sonreí.

-A mami menos-le dije y ella sonrió haciéndose hueco en mi cuello.

La puerta del garaje sonó, y mi hija se separó de mi con una sonrisa.

-¡Mamá!-gritó corriendo escaleras abajo conmigo detrás.

Su madre se estaba bajando del coche cuando tuvo que cogerla en brazos llenandola de besos.

-He puesto a papi muy guapo, mira-dijo señalandome mientras yo me quitaba la felpa andando hasta ellas y Dani reprimio una risa mientras me daba un pico.

-Ya me dirás la marca del gloss, amor-me dijo y yo sonreí con sarcasmo.

-Muy graciosa-le dije con una sonrisa burlona y ella rió mientras entraba en casa con Aitana.

Dejo a nuestra hija sobre la encimera de la cocina y empezó a rebuscar por los cajones algo mientras yo le cortaba unas fresas a Aitana para merendar.

-¿Qué buscas, mi vida?-le pregunté y ella resopló mirándome mientras ponía los brazos en jarra.

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora