Prólogo

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Oscuro eres tú por fuera y por dentro,

callejones negros iluminados por la luna

son los caminos de tu alma.

Pero oh, amor mío, mi alma gemela,

yo los transito sin miedo alguno,

llevando luz dentro tuyo,

iluminando todos tus rincones,

recordándote que no todo,

no todo esta perdido.

No temas, no te resistas,

deja que mi luz brille.

Yo soy tu luna,

yo te doy luz. 

Yo soy tu luna carmesí.

*

De niña siempre escuché con atención las historias locales sobre el lobizón, el hombre lobo argentino. Se decía mucho sobre esta criatura, lo cual alimentaba mi miedo, y también mi fascinación.

Dice la leyenda que el lobizón es el séptimo hijo varón de una familia. Al llegar a cierta edad, él sufre su primera transformación, una noche de luna llena. Luego, todas las noches de luna llena de su vida, se transformará en un enorme perro negro en el que no se puede confiar, ya que matará sin compasión a todo aquel que encuentre en su camino.

¿Sería real? ¿Sería tan solo una leyenda?

Con los años ya no pensé más en esto, lo creí producto de la imaginación de algunos que no tenían cosa mejor que hacer.  Debía ser una de esas historias que la gente de campo inventaba por las noches, cuando aburridos se sentaban alrededor de un fogón a tomar mate y conversar. Esas historias luego se difundían, al punto de que la gente comenzaba a creer que podrían ser ciertas.

Poco sabía yo que pronto conocería a una de esas criaturas místicas que una vez me fascinaron tanto. Poco sabía que sería yo quien salvaría a esta criatura de la oscuridad… que seríamos inseparables, y que terminaría amándolo, más que a la vida misma.

Mi Luna CarmesíDove le storie prendono vita. Scoprilo ora