Capítulo XVII

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Las llamadas del móvil de Hell estaban desviadas al portátil de Trevor. Era una medida de seguridad para localizar a Kiara. Hell pensó en su momento que era una tremenda estupidez, porque nadie le llamaría. No, probablemente no querrían devolverle a Kiara y si lo hacían sería en un ataúd. Hell tenía este tipo de pensamientos macabros a cada minuto. Habían pasado ya tres días. No podía evitar reprimirlos sin que le entraran ganas de continuar destruyendo muebles. Tenía que dejar de hacerlo porque cuando Kiara volviese se llevaría un gran disgusto al ver la decoración destrozada.

DD Junior se cuidaba bien de acercarse más de dos metros a su tío. Desde la regañina seguía queriendo llamar su atención pero siempre dejando un margen para poder correr en caso de emergencia.

-Ven, campeón – le dijo una mañana en la cocina, mientras el niño asomaba la cabeza por la puerta -. Ven, no estoy enfadado. ¿Quiere szumo?

-Bueno. Mejor crêpe.

-¿Crêpes?- Hell lo alzó y lo sentó sobre la encimera – Ahora no, campeón, hoy no está Nanny para que cocine.

Se llevó una mano a la boca, como si no entendiera a su tío.

-Hazlos tú – contestó -. La tata me hace crêpes.

"Claro, ¿qué no sabe hacer Kiara?"

Hell se cruzó de brazos y miró a su alrededor. Llevaba aquellos tres días lo mejor que podía. No había vuelto a drogarse y tampoco estaba tomando la medicación. Solo se llevaba bien con el tequila y el vodka.

Tampoco tenía que ser tan complicado. Harina, huevos, aceite...

-¿Con qué te comes los crêpes? - preguntó.

DD Junior puso los pies sobre la encimera y se sentó en el centro de la isla. Se encogió de hombros. Llevaba una camiseta blanca y unos vaqueros. Aquel día, tío y sobrino iban a conjunto. Cada vez que miraba al niño, Hell no podía evitar pensar en sus hermanas y su madre. Tenía que ir a recogerlas hoy al aeropuerto. ¿Habría su tío Jack decidido finalmente acompañarlas? Los problemas se le acumulaban y no tenía la cabeza para estar resolviéndolos. No tenía a Kiara para hablar.

-¿Qué les pone la tata? - volvió a preguntar rebuscando en los armarios.

-Choco.

-¿De este?

Hell sacó un tarro de Nutella y se lo mostró. DD Junior asintió.

-Y fresitas.

Hell se imaginó a sí mismo como el protagonista de un videojuego. Imaginó también a Kiara moviéndose por la cocina, en pijama, con el pelo húmedo y la piel todavía impregnada en sales de baño. Se preguntó cuántas de aquellas cenas de crêpes se habría perdido por estar boxeando. Le habría gustado que Kiara le enseñara a cocinar.

Dejó todos los ingredientes sobre la encimera y sacó el mechero del bolsillo.

-Vale, campeón, tu tío no ha encendido un fogón en su vida.

DD Junior no lo comprendió y por tanto no era consciente del peligro que corría. Hell fue más precavido y se interpuso entre él y la cocina. No podía ser que supiese manejar cualquier arma de fuego y no supiera cómo funcionaba aquel trasto. Él siempre había tenido vitro en el ático y en casa de sus padres ni se acercaba a la cocina. Venga, no podía ser tan complicado. Miró el mechero, giró el botón del fogón y acercó la llama. Una lengua de fuego subió hasta la campana extractora.

-¡Ay!- gritó DD Junior pegando un bote sobre la encimera.

-¡Ostia puta!

Hell giró el botón y el fogón recuperó su característica llama azulada. Se giró hacia su sobrino que lo miraba con los ojos muy abiertos.

Heroína (Saga Adrenalina III)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora