Capítulo XXIII

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-Será mejor que no discutas con el abuelo – advirtió León antes de entrar en casa.

Kiara y su hermano estaban apoyados en el capó del coche, observando la fachada.

Kiara y su hermano estaban apoyados en el capó del coche, observando la fachada

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-Volverá en un par de días, ¿no?

León asintió. Permanecieron unos minutos callados. Kiara nunca había estado en California. Le parecía un lugar algo obsceno. No le gustaba demasiado el calor y su estadía en España no había hecho más que confirmarlo.

-¿Sobre qué, según tú, no debería discutir?

-Sobre todo. Tampoco hagas preguntas sobre mamá.

-Wendy era su hija. Contestarme un par de preguntas no le costaría la vida.

-Para eso te conseguí el diario. Para que no tuvieras que hacerlas.

Kiara lo miró con gesto perplejo.

-Dijiste que no habías sido tú.

-La gente dice muchas cosas a lo largo del día.

-Y si tú dices tres palabras y dos son mentira, ¿qué hago yo? ¿Hay algo más que debas decirme?

-No, peque.

-¿Seguro?

-Ajá.

La casa de los Wolf estaba dotada de gran magnificencia. Según le había explicado León, tenían dos tíos, o los habían tenido hasta hacía un par de años. Tras la muerte de Wendy, Trevor Wolf desapareció unos meses. Estuvo secuestrado por contrabandistas europeos y se le dio por muerto. Los dos único hijos que seguían vivos no supieron qué hacer con León y Kiara, así que los encasquetaron a quién pudieron. Kiara a los Capaldi, que hacía años que buscaban tener un hijo y no lo lograban, y León, tras intentar que lo adoptaran los Brown, tuvieron que dejarlo en un centro de acogida porque era un verdadero desastre. No comía, no dormía en su cama y no hablaba.

Cuando Trevor Wolf consiguió liberarse se encontró con un panorama digno de comedia. Sus dos hijos peleándose por el negocio y sus nietos vendidos a otras Familias. Un par de años más tarde y sus hijos estaban bajo tierra; nunca le había gustado que su propia sangre mostrase defectos tan notorios.

-Mató a sus propios hijos – dijo Kiara.

León no contestó. Estaban subiendo a las habitaciones tras mostrarle la primera planta. No había nadie, ni siquiera empleados. Como había dicho su hermano, su abuelo no se fiaba de nadie, así que una vez por semana una empresa de limpieza limpiaba la casa (las partes decididas por Trevor). Las comidas eran otra cosa. Siempre cocinaba Stacy o Paula.

-Esta es la habitación de Paula y Dylan. Fuimos a su boda. Ella es nuestra prima.

-Vale...- Kiara inspiró. Demasiados cambios.

-Y esta la de Stacy. Tiene dos años menos que nosotros.

Siguieron hasta el final del pasillo. Olía a polvo y humedad. Kiara dedujo que la empresa de limpieza no estaba autorizada a subir a la segunda planta.

Heroína (Saga Adrenalina III)Where stories live. Discover now