Capitulo 11

337K 24.8K 3.3K
                                    

—Faltabas tú... —Trato de parecer sarcástica, aunque me cuesta vocalizar. Seguro que ha venido a México con su padre.

—¿De verdad hay que llegar a esto para ganar un puñado de billetes? Mírate... —Me señala—. Das asco. Estás totalmente borracha y drogada. —No contesto y me giro con la intención de marcharme, pero me sujeta.

—Suéltame. —Intento escapar, pero apenas puedo hacer fuerza. Me agarra por los hombros y me pega a su cuerpo.

—He pagado una fortuna por ti y lo menos que debes hacer es complacerme. ¿No es eso lo que buscas? —Hay rencor en sus palabras.

—Déjame en paz. —Hago otro intento de huir, pero es inútil.

—No entiendo a las personas como tú. —Está tan cerca de mi cara que noto el calor de su aliento en las mejillas—. Podrías tener un futuro por delante pero has preferido agarrarte a lo fácil.

—¡Vosotros me habéis metido en esto! —grito. Sabe perfectamente lo que están haciendo conmigo.

—¿Crees que con echar las culpas a los demás limpiarás tu conciencia? Si estás aquí es porque tú lo has querido así.

—Eres el peor de todos... —El muy cabrón está tratando de convencerme de que estoy aquí porque quiero.

—Basta de cháchara inútil —dice de pronto—. Tú sabrás lo que estás haciendo con tu vida. Ahora eres mía durante una hora y no pienso malgastar más tiempo. —Me suelta y se aparta. Se sienta en una especie de butaca y me mira—. Baila para mí. —Cruza los brazos.

—No... —Siento un gran calor en la cara y empiezo a marearme.

—¡BAILA! —Es tan humillante y bochornoso lo que me está pidiendo que me quedo inmóvil y sin saber qué hacer.

—Deja que me vaya, por favor... —Camino con angustia hacia la puerta y rápidamente se echa sobre mí empujándome contra la pared.

—¿Ya no te gusta tu nueva vida? —Presiona mi cuerpo con su cadera para que no me mueva mientras se saca la camiseta—. Deberías haberlo pensando antes... —Toma mis muñecas y pone mis manos sobre su pecho—. Tócame. —Cierro fuertemente los ojos cuando siento su piel—. Dame placer, te he comprado para eso. —Baja lentamente mis manos por su musculoso cuerpo hasta que para en su ingle—. ¿Podrás mirarte al espejo después de esto?

—Déjame... —suplico. Suelta una de mis manos y agarra mi barbilla con fuerza. Me mira con rabia y antes de decir nada más, estampa su boca con violencia en la mía y comienza a besarme. Su respiración se acelera y trato de apartarme. Al notarlo, sujeta mi cabeza con fuerza y muerde mis labios haciéndome, daño.

—Esto no es nada en comparación con lo que te harán otros. ¿¡Entiendes!? —Aprieta mi mandíbula para que lo mire—. Si de verdad eres virgen como ha dicho mi padre, no sabes lo que te espera.

—¿Por qué me estáis haciendo esto? —No entiendo nada y lloro de impotencia.

—Nadie te está haciendo nada que no quieras. —¿A que está jugando? ¿Trata de confundirme? La situación comienza a tornarse irreal y un malestar se apodera de mi cuerpo.

—Por favor... —digo con sensación de ahogo—, déjame ir, no me encuentro bien. —Mi espalda comienza a resbalar por la pared.

—¡Sara! —Su voz se oye como dentro de una botella—. ¡Eh! ¡Sara! —Parece como si se estuviera alejando a kilómetros de mí, y finalmente dejo de oírle.

—Está despertando —Alguien habla.

—Maldita zorra. Por su culpa voy a perder un montón de pasta... —Abro los ojos y descubro que estoy dentro de un vehículo—. Vámonos. Es tarde.

La Marca de Sara - (GRATIS)Where stories live. Discover now