Capítulo 53

289K 24.8K 7.6K
                                    

A medida que pasa el tiempo, respiro aliviada. Mi teléfono no ha sonado y eso solo puede ser bueno. Es muy tarde y empieza a hacer frío, por lo que decido volver a casa confiando en las palabras del doctor. Sé que me llamará.

Mientras camino hasta el transporte público me doy cuenta de que todo se ve diferente. Las calles por las que estaba acostumbrada a pasear cuando estudiaba parecen mucho más grandes y temerosas. Me fijo en dos chicas que hay en una esquina y siento escalofríos. ¿Estarán ahí por voluntad propia? Alguien se acerca a ellas hablándoles como si fuera su dueño y prácticamente echo a correr asustada.

Cuando por fin subo al autobús que me llevará a casa, me relajo. Me acomodo en el primer asiento que veo libre y cuando voy a cerrar los ojos para liberar un poco de tensión noto vibrar mi teléfono. Lo busco tan desesperadamente dentro de mi bolso que capto la atención de varios pasajeros. Por mis movimientos deben pensar que estoy loca. Mi actitud cambia por completo cuando veo de quién es.

Siento lo que pasó hoy. No pude evitar ponerme celoso al ver tu preocupación por él. Le prestas más atención que a mí y noto que te estoy perdiendo a pasos agigantados. Ya no sé que más hacer para evitarlo. Pongo los ojos en blanco y maldigo mentalmente.

Creo que te estás equivocando, Lucas. Realmente nunca me has tenido. Le devuelvo el mensaje.

¿Tengo que ir a recogerte? Evita continuar con el tema.

No, ya estoy de vuelta. Voy en transporte público. Llegaré en 15 minutos. Respondo solo porque sé que se lo dirá a mi madre.

Te espero. Leo y guardo el móvil sin añadir nada más. Sé que querrá hablar de esto en persona, pero lo que menos me apetece es verle. Lo único que quiero es abrazar a mi familia cuando llegue y resguardarme en mi cuarto.

Como imaginaba, al llegar a la parada le veo. Está sentado en un banco de madera mirando hacia el autobús. Cuando bajo, viene deprisa hacia mí.

—Hola —sonríe.

—Hola —respondo sin ánimo.

—¿Cómo están? —Intenta iniciar una conversación y le esquivo.

—Igual que esta mañana.

—¿Has visto a Ana?

—Sí —contesto secamente.

—¿Pero está mejor?

—Algo mejor...

—Sara, me lo estás poniendo muy difícil —dice con tono cabreado.

—No tengo ganas de nada, Luc. ¿Podrías respetar eso?

—¿Estas nuevas maneras conmigo van a ser así todos los días?
—me mira fijamente.

—Estas nuevas maneras contigo serán así siempre que me presiones. —Camino.

—¿Presionarte? —pregunta sorprendido.

—Sí, Lucas.

—¿Cuándo?

—Estás actuando como si fueras mi pareja y eso no me gusta.

—Es que lo somos. —Paro de caminar al oírle.

—¿Desde cuándo? —Le enfrento.

—Sara, no te hagas la tonta. Antes de que pasara todo esto...

—¡Antes de que pasara todo esto solo nos dimos dos putos besos! —exploto. Estoy harta—. Eso no nos compromete a nada. ¿Acaso cada vez que te has besado con alguien le has considerado tu novia? —Ha estado con muchas chicas y me aprovecho de ello para hacerle ver lo equivocado que está.

La Marca de Sara - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora