Capitulo 22

323K 23.7K 4.7K
                                    

Saco brillo con un estropajo a una vieja cacerola mientras la montaña se ducha. Nos vendrá bien para hacer algunos guisos. Tras varios minutos, sale del baño vestido con unas ropas que no había visto hasta ahora. Ha debido comprarlas hoy. Todo su pelo está peinado hacia atrás y desprende un agradable olor a limpio. Me mira sabiendo que le observo y sonríe.

—Qué ganas tenía de meterme bajo el agua caliente.

—Yo también voy a hacer lo mismo —respondo—. Si me esperas, voy contigo. —Se queda pensativo durante unos segundos.

—Mmh... Creo que es mejor que te quedes aquí. Estarás más segura. —Se acerca a mí mirándome atento, humedece con su lengua la yema de su pulgar y la pasa por mi pómulo—. Tienes hollín en la cara. —Frota con cuidado y ese gesto tan confiado me gusta—. Ya está —sonríe satisfecho cuando acaba—. Dúchate tranquila, no creo que tarde mucho. ¿Necesitas que te traiga algo?

—Pues... si no te importa... —Mi cara se vuelve roja—. Pronto me harán falta algunos productos de higiene. —Su frente se arruga y me siento avergonzada—. Está a punto de bajarme el período y...

—¡Amh! —Se rasca la cabeza—. Comprendo. —Saca su teléfono y me lo entrega—. Anótame por favor todo lo que necesites, así solo tendré que entregárselo a la dependienta y ella sabrá qué darme. Estoy un poco perdido en estos temas. —Está tan colorado como yo.

Hago lo que me pide y al devolvérselo nuestros dedos se rozan y un raro hormigueo llega hasta mi cabeza.

—Gracias —digo mirándole fijamente. Su roce me ha hecho sentir extraña y por su expresión juraría que a él también le ha pasado lo mismo.

—Intentaré... venir... lo antes posible. —Le cuesta hablar y tiene sus enormes ojos negros clavados en los míos. Traga saliva y pestañea para centrarse.

—De acuerdo. —Inspiro profundamente y retengo el aire en el pecho. La imagen de nuestro beso viene a mi mente y por un momento desearía repetirlo. De pronto, pone sus manos en mis mejillas y me sobresalto. Al notarlo, se aparta rápidamente.

—Yo... Lo siento —dice arrepentido—. No pretendía asustarte. —Baja la mirada y comienza a caminar hasta el coche. Algo se remueve dentro de mí y le llamo.

—Izan. —Al oírme se gira y me doy cuenta de que no sé qué decirle. Quería evitar que se fuera y mi subconsciente me ha traicionado—. Yo... —Me esfuerzo en pensar una excusa rápida, pero al no encontrarla me armo de valor y camino hacia él—. No te vayas todavía —digo cuando estoy lo suficientemente cerca—. Abrázame. Por favor. —Su expresión es de auténtica sorpresa y estoy segura de que la mía también. Ni yo misma me creo que le haya pedido eso, pero realmente quiero que lo haga. Debe ser culpa de mi síndrome premenstrual.

—Sara.

—Lo necesito. —Sin preguntar más, pasa los brazos alrededor de mi cuerpo y cuando rodeo su cintura con los míos le oigo inspirar profundamente. Cierro los ojos y disfruto del momento. Todo lo malo de estos días se esfuma cuando me acomodo en su pecho y es como si no existiera nadie más en la Tierra.

No sé cuánto tiempo pasamos así, pero la simple idea de tener que apartarme de él me desagrada. Por primera vez desde que llegué, estoy sintiéndome realmente bien.

—Sara. —Sé por qué me llama, y no quiero escucharle—. Es tarde y tengo que ir a ver a ese hombre... —Protesto mentalmente y me aparto despacio. Me cuesta abrir los ojos y me siento como si hubiera bebido—. No creo que tarde más de 2 horas. Puedes ir preparando algo de cena mientras vuelvo. ¿Te parece bien? —asiento desganada. Lo único que realmente me apetece es volver a estar entre sus brazos.

La Marca de Sara - (GRATIS)Where stories live. Discover now