Capítulo 59

250K 23.1K 4.3K
                                    

—Mierda... —Mira en todas direcciones mientras la risa cada vez parece sonar más cerca—. ¡Eric, Carlos! —Su tono no me gusta—. ¡Venid! —Mis hermanos le prestan atención rápidamente y corren hacia nosotros. Saben que algo no va bien. Desde que le conocen, Izan nunca les ha hablado de una manera tan autoritaria—. ¡Id todos a la oficina! —Señala una habitación al fondo—. Sara, cierra con llave desde dentro y no salgáis de allí.

—No puede ser... —No tiene que decirme nada más. Intuyo que mi infierno está de vuelta—. ¡Vamos! —Carlos me ayuda con mi madre para ir más rápido, pero antes de llegar alguien se pone delante y nos apunta con un arma.

—Vaya, vaya... Cuánto tiempo. —Mis ojos se abren al reconocerle. Es el policía mexicano que ha estado ayudando a Aníbal—. ¿Dónde vais tan rápido? —Mis latidos son cada vez más acelerados.

—¡Apártate de ellos! —Izan viene corriendo hacia nosotros y el agente alza el arma en su dirección.

—¡No! —grito al ver sus intenciones y pone la pistola en mi sien.

—Si te acercas más no dudaré en apretar el gatillo y tendrás que recoger los trozos de su cabeza. —Mi madre llora.

—Acabaré contigo si le haces daño —responde Izan con la mandíbula tensa y los puños apretados.

—Qué bonitooo. —Alguien da palmadas detrás de nosotros, pero estoy paralizada por el miedo y no me giro. Temo que si hago cualquier movimiento pueda dispararme—. Lástima que Lorena esté en la cárcel y no pueda disfrutar de este momento. Le habría encantado estar aquí y ver lo que voy a hacer con vosotros.

—¡Maldito cabrón! —Ana pierde los nervios y entiendo que es Aníbal—. Deberías estar haciéndole compañía. ¡Eres un gusano asqueroso!

—Saraaa. —Eric comienza a llorar agarrado a mi pierna—. Son hombres malosss. —Pongo la mano en su cabecita y le aprieto contra mí para tranquilizarle.

—¡Calla a ese apestoso niño o lo haré yo! —El agente mexicano mueve la pistola hacia él y por instinto le cubro con mi cuerpo.

—Deja que se vayan, por favor... Los niños no tienen nada que ver en esto. —Mi garganta está tan seca que me cuesta hablar. Eric me abraza asustado y llora más fuerte.

—¡De aquí no se va nadie! —responde Aníbal poniéndose delante de nosotros y por fin puedo verle. Parece que tuviera diez años más y está muy demacrado—. Vais a pagar por lo que me habéis hecho... ¡Tú vas a ser la primera! —Señala a Ana con rabia y su mano tiembla—. ¡Y tú el último! —dice dirigiéndose a Izan—. He perdido mi imperio por tu culpa, y tú vas a perder a la puta por la que me has traicionado junto a toda su tullida familia. —Agarra del cabello a mi madre y Carlos, nervioso, le da una patada para que la suelte. Aníbal cierra el puño con fuerza y, aunque intento evitarlo, golpea la cara de mi hermano y este cae sin remedio al suelo, golpeándose fuertemente la cabeza.

—¡Carlos! —Corro hasta él y me arrodillo a su lado. Izan hace lo mismo mientras nos apuntan con sus armas, pero no nos importa. Tenemos otra prioridad en ese momento.

—Vamos, Carlos. —Izan trata de ayudarme desesperadamente.

—¡Carlos, cariño! —Mi madre grita de fondo. Lo muevo, pero no reacciona—. ¡Dios mío! —Le doy pequeños golpes en la cara y mi desesperación aumenta al ver que no abre los ojos.

Oigo más gritos, pero estoy tan centrada en mi hermano que ignoro lo que está pasando. En un segundo alzo mi vista y veo a Ana forcejeando y tratando de quitar la pistola al mexicano. Izan se levanta y dejo de verle mientras sigo intentando despertar a Carlos. Cada segundo que pasa es más angustioso que el anterior y temo por su vida.

La Marca de Sara - (GRATIS)Where stories live. Discover now