Capitulo 19

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Nos quedamos en silencio y un par de minutos después llegan dos coches. El conductor del primero le entrega las llaves a la montaña. Abre la puerta del copiloto del segundo, sube y se marchan.

—No perdamos más tiempo —dice apretando el llavero. Todas las luces del Volkswagen Touareg negro se encienden. Abre para que suba y me acomodo en el amplio asiento de cuero blanco. Huele a nuevo. Camina hasta el otro lado y sube al coche—. Cinturón, por favor —dice mientras abrocha el suyo.

Hago lo que me pide mientras conduce buscando una comisaría. Aunque la carretera está en muy mal estado, no se notan los baches. Durante el trayecto no habla y está bastante serio. Imagino que se debe a que acaba de descubrir la muerte de su amigo.

Nos perdemos y tenemos que parar varias veces para preguntar. Hay una zona en la que el GPS se vuelve loco y parece no funcionar. Finalmente, un hombre muy amable nos da las indicaciones que necesitamos y conseguimos llegar.

Aparcamos cerca de la entrada y antes de bajar apoya su cabeza en el asiento mientras exhala.

—¿Te encuentras bien? —pregunto preocupada.

—Sí... —Sale del vehículo y me quedo pensativa durante unos segundos. Debe de estar siendo muy difícil para él. Vamos a denunciar a su padre... La puerta de mi lado se abre, me saca de mis pensamientos y me hace un gesto para que baje.

—¿Preparada? —asiento y cuando estoy fuera, aprieta de nuevo el llavero y todas las puertas se bloquean.

—Izan —me mira rápidamente—, ¿por qué no me esperas aquí mientras yo hablo con el agente?

—Quiero ir contigo. —Cierra los ojos unas décimas e inspira profundamente.

—Te lo digo en serio. Entiendo que no debe de ser agradable para ti tener que pasar por esto.

—No lo es, Sara —dice, serio—, pero si está haciendo todo eso que dices, debe pagar por ello. Ya sea mi padre o el rey de España.

—De verdad, quédate aquí. Puedo hacerlo sola. —Insisto al ver dolor en sus ojos.

—Ni en sueños. —Tira de mi brazo y caminamos hasta el interior.

Nada más entrar, una chica muy amable nos hace pasar a una pequeña habitación. Nos sentamos y esperamos al policía correspondiente. Miro a Izan y parece angustiado. Su pierna izquierda no para de moverse y sus manos están sudorosas.

—Siento mucho que tengas que pasar por todo esto —digo apenada.

—No te preocupes —fuerza una sonrisa.

La puerta se abre y entra el agente.

—Buenos días.

—Buenos días —contestamos la montaña y yo al mismo tiempo.

Pone varias carpetas sobre la mesa y se acomoda en una silla frente a nosotros. Se quita las gafas de sol que lleva puestas y las deja sobre un tomo de folios.

—Cuéntenme. —Cuando alza la mirada hacia nosotros le miro, extrañada. Tengo la impresión de haberle visto antes. Trato de hacer memoria, pero finalmente me rindo. Es posible que se deba a sus facciones. Todos los mexicanos las tienen parecidas y puede que por eso me resulte familiar.

Relato lo ocurrido desde el principio, incluido lo que está pasando con Ana y las demás chicas, y lo anota todo en un papel. Me resulta raro que no lo haga en el ordenador y no puedo evitar preguntarle. Me asegura que lo pasará después al equipo y me quedo más tranquila.

—¿Tiene algún nombre que nos pueda ayudar?

—Aníbal. —Deja de escribir y me mira con su frente arrugada. Parece sorprendido. Me incomodo y al retirar el cabello de mi cara desvía la mirada a mi marca. Sus ojos se abren cuando lo hace.

La Marca de Sara - (GRATIS)Where stories live. Discover now