3. ¿Real o no real?

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Al día siguiente decidí cambiar la cerradura de mi casa. Desperté llena de energía, a pesar de haber dormido pocas horas ante el miedo que vivía constantemente y traté de no analizar lo que había pasado esa noche. En mi cerebro no existía una explicación, así que decidí tratar de ignorarlo todo. Una vez que cambié las cerraduras, solo hice una copia de la llave y la guardé en mi bolso para que nadie la robara.

Laura llegó temprano y empezamos a limpiar la casa de mis padres al instante. Estar con ella me daba mucha seguridad, pero tenía una vida que mantener y yo no podía simplemente pedirle que se quedara a conmigo porque estaba asustada. Así que simplemente traté de despejar mi mente con conversaciones sin sentido y me informé un poco sobre el barrio. Laura sabía un montón sobre todos en ese barrio y me sorprendía que no le faltara nadie.

Así que decidí comenzar a preguntarle por la gente con la que fuimos al secundario y al ver la alegría en sus ojos me di cuenta que era su tema favorito. Me contó las desgracias de mis ex compañeros y no me sorprendió entender que había hecho muy bien en irme del país. No muchos habían tenido éxito, algunos habían tenido hijos de jóvenes y otros se habían marchado de la ciudad. Buenos Aires estaba llena de posibilidades y ellos eran jóvenes llenos de conocimientos. Así que no muchos quedaban pero a veces, cada cinco o cuatro años, se juntaban para demostrar que triste eran sus vidas.

—¿Te acuerdas de Julián Kugat? —pregunté de manera desinteresada, mientras trataba de llegar a la alacena más alta de mi cocina. Noté que ella pertenecía en silencio y decidí observarla para entender qué había sucedido. Claro, no me había escuchado. Volví a decirlo, esta vez usando las señas para deletrear el nombre de nuestro antiguo compañero de colegio.

—¿Julián? Tu noviecito de secundaria, ¿no? —se burló ella riéndose un poco y sentándose en una de las sillas de la cocina, que había puesto recientemente. Levanté una ceja, sin entender porque ella estaba descansando y yo trabajando como esclava—. Cuando nos graduamos se mudó a Junín, nunca supe realmente que hizo pero lo tengo agregado en Facebook si quieres saludarlo...

Junín era la ciudad más cerca de Lincoln y algunas veces los estudiantes decidían ir a ahí en vez de a La Plata, capital de Buenos Aires. Había universidades un poco menos gloriosas como en La Plata, pero algunas personas no querían alejarse de su modo de vivir. Buenos Aires era enorme y abrumadora, costaba mucho acostumbrarse a la ciudad de la furia. Cuando viví en Nueva York, me costó mucho acostumbrarme a su locura y muchas veces necesité espacio para entender ese mundo tan grande. Que Julián hiciera eso me hizo pensar que tal vez algo había sucedido.

—¿No fue a La Plata? Raro...

—Creo que algo pasó con María José, pero no teníamos Facebook como para saber qué pasaba. Ya sabés cómo es ahora... repito, tenés que hablarle. Varias veces me preguntó por vos —confesó Laura y no pude evitar sorprenderme—. Lo sé, odiame. Pero no quise interrumpir tu grandiosa vida enterándote que tu ex preguntaba por vos.

Suspiré, aceptando la realidad, no me iba a servir saber que Julián había preguntado por mí. No tenía sentido hacerlo y cuando volví a girarme para quitar una telaraña enorme del interior de la alacena, pensé que no era una mala idea contactarme con él.

Estaba muy asustada por lo que había sucedido con el fantasma de Julián esa noche y no sabía si era una buena idea contárselo a Laura aún. Tenía que confirmar que mi compañero de secundaria no estaba en la ciudad y que no era esa persona que me acosaba de noche. Había estado toda la noche pensando, tratando de entender cómo era posible que eso estuviera pasando, pero ninguna explicación llegó a mí. Había cosas que no tenían sentido en todo eso. El fantasma sabía de mi novela, que lo había matado y no había razón alguna para que el verdadero Julián estuviera al tanto de eso. Él nunca había leído la novela, nunca se había enterado de su existencia y yo la había quemado. Entonces... ¿Cómo podía saberlo?

El karma de Shirley [YA EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora