20. Mi reflejo.

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Les voy a contar algo sobre los eventos de escritores: son una mierda.

Sí, ya sé que están pensando que soy una amargada, pero creo que no había peor cosa que un evento de escritor. Primero que nada, los escritores (la mayoría) solo queremos hablar de nuestros libros y nos encanta contar por lo que estuvimos trabajando por meses (o años) y es el momento justo. Todos nos juntamos como si nos quisiéramos, pero algunos no estamos del todo conformes con nuestros compañeros.

A partir de ahora, pondré nombres ficticios. Aviso por si acaso.

Está Pedro, al que todos odiamos porque publicó con una editorial gigante. Obviamente todo le tenemos mucha envidia porque queremos ser como él y no nos animamos a escribir lo que escribe. Pedro no es snob, pero le gusta recordarnos que la editorial lo eligió y es por algo. ¿Tiene razón? Por supuesto.

Juana... ay, Juana. Es de las que más odio por envidiosa que puedo llegar a ser. Juana escribe erótico, pero el terrible. El que hace enrojecer a abuelitas, el que mi mamá me prohibía de chica y el que vende. Vende más que pescado en semana santa. Juana vive de escribir en Argentina, algo difícil, y cada vez que puede saca una novela igualita a la anterior, pero igual de efectiva. Juana lo tiene regalado. Ojalá yo fuera Juana, aunque en realidad no.

Martín es el lindo, el que escribió una novela romántica en donde alguien muere a último momento por razones desconocidas y le puso un lindo mensaje al final. Martín es el que conquista chicas (me incluyo) y va dejando sonrisas en cada cara que mira. Le gusta recordarle a todos que hizo llorar a mujeres y a algunos hombres que no temen decirlo. A veces comenta que su novela la compró Netflix, a veces Youtube y a veces Hulu. No le creemos, pero tampoco lo consideramos imposible. Eso se vende mucho.

Después tenemos a Laura, pequeña y bonita, escribió en una plataforma online y de la nada, sin entender porque motivo, le empezaron a llegar notificaciones sin parar. Le explotaba el teléfono y su mamá le preguntó que carajos pasaba. Ella respondió que tenía una novelita en una plataforma y que se estaba haciendo conocida. Sí, Lau, millones y millones de personas la estaban leyendo. La novela solo con el nombre del personaje estaba explotando y todos hablaban de ella. ¿Que tiene Laura? Suerte, tal vez, o un talento que seguramente no va a poder explotar abrumada por la cantidad de seguidores. Lau seguramente abandone la escritura y recuerde de grande cuando su celular casi explotó.

Jorge es insoportable con su novela de ciencia ficción que nadie más que él entiende. Una vez persiguió a un lector porque le dejó una reseña mala, lo acosó hasta su casa y le dejó una carta explicando porque su novela era la mejor. Es un snob, una vez lo vi fumando pipa y si bien está buenísimo, trato de ignorarlo porque no soporto que se burle de mi novela.

Juan era el peor en mi opinión. Escribía libros eróticos desde siempre y todas las mujeres de todas las edades lo perseguían como si fuera el Dios del sexo. Lo peor de todo es que se decía que en realidad era homosexual y no le agradaban mucho las mujeres. También se comentaba que tenía un novio y lo ocultaba a ojos de las autoras para no perder fans. ¡Escondía su sexualidad! Era de lo peorcito, pero ese traje que tenía puesto no decía lo mismo.

Después está lleno de autores de muchos países, felices por estar en Argentina comiendo carne y disfrutando de las feas playas de Mar del Plata. Suspiré, comprendiendo que malhumorada estaba y que poco estaba disfrutando de ese momento que debía amar. Todo se debía al enojo que tenía con Julian y lo mal que me había dejado nuestra pelea.

Ahí estaba, con una copa de vino que enrojecía más mis labios, apoyada en la pared y pensando en las cosas que me estaba perdiendo hacer. Insegura como siempre, pensando que me miraban las curvas en vez de la cara y que era la más gorda de todas. Cuando alguna mujer me miraba le devolvía el gesto con odio y rencor, casi gritandole para que no se acerque. Estaba enojada con todos y cada uno de esos idiotas. No sabía qué hacía ahí, no entendía qué estaba haciendo en un lugar que claramente odiaba.

El karma de Shirley [YA EN LIBRERIAS]Where stories live. Discover now