Capítulo 14

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SINCERIDADES 


Lorenzo abrió la llave de la ducha y dejo que el agua fría golpeara su rostro mientras trataba de difuminar sus pensamientos. Por una extraña razón había estado lleno de dicha mientras compartía tiempo con su pequeña hermana y su gato en el parque cerca de donde vivía y una extraña sensación de melancolía lo había invadido justo en el momento que habían regresado. 

Cerró los ojos y pensó en como sería una vida con sus propios hijos, con una mujer que estuviera dispuesta a vivir esa vida con él, que tuvieran las mismas ideas sobre la familia y el hogar, sobre el futuro y compartieran sueños. Entonces a su mente llegaron los ojos miel casi amarillos de la única mujer con la que estuvo tan cerca de vivir dicha experiencia. El rostro de su exnovia aparecía con más claridad en sus pensamientos mientras el agua recorría todo su cuerpo desnudo. Y aunque la idea de recordarla pudiera retorcerse y terminara con una grave erección ya no sentía esa intimidad desde que el gato empezó a hablarle y mucho menos con su hermana pequeña en casa. 

En cambio, gotas de agua le recorrieron la mejilla, no estaba seguro si se trataba del agua de la ducha o de sus ojos que había desbordado lágrimas mientras la nostalgia de un viejo amor hacía su presencia en esas noches silenciosas tras un emocionante día. 

Cerró la llave, tomó la toalla y salió de la ducha. Cuando abrió la puerta Kamus estaba sentado mirándolo fijamente a los ojos sin decir nada. 

"Lárgate" le espetó Lorenzo ofuscado ante la actitud del animal. 

"Creo que deberías empezar a mover el culo en vez de estar lamentándote en el baño" respondió el gato. "¿De qué mierda estás hablando?" le preguntó Lorenzo alzando la voz olvidando por un instante que su hermanita estaba en casa y que estaba hablando con su jodido gato como un maníaco.

"Necesitas ayuda chico" dijo el gato. "Y en tu vida, vuelvas a ponerme ese estúpido collar que se hicieron para los perros" Kamus dio media vuelta y se marchó. 

Lorenzo se quedó con el labio fruncido y con la discrepancia ante el impertinente comentario en la boca sin poder salir. 

"¿Estás bien hermanito?" preguntó Sofia que se había asomado por la puerta de su cuarto. 

El joven le sonrió  y le dijo:

"Estoy bien. Hace mucho no tenía un buen día".

La niña le devolvió la sonrisa y Lorenzo se fue a su cuarto sin entender de qué mierda hablaba ese tonto gato. 

«¿Ayuda para qué?» se preguntó así mismo. 

¿A caso ese jodido gato también leía la mente? 

Si hablaba ya, no se le hacía raro que también tuviera telepatía, pero lo que no sabía el muchacho es que los gatos no leían la mente, pero si el corazón. 

El Gato de Mi ExWhere stories live. Discover now