I am not a Lady [MAMP#2]

8. Cartucho inservible

CHARLIE

Mi piel era totalmente pálida, en exceso, pero... ¿qué más podría hacer? De todas las personas, de todos los lugares que estaban a mi alcance y dentro de mis opciones tuvo que tocarme personas incorrectas y el lugar incorrecto. Esto se está poniendo algo de película. Mientras que los siguientes grupos se iban armando, de acuerdo a la llamada de Amanda, pude saber que estaba en uno donde el cincuenta por ciento estaba correcto, el otro cincuenta aún me daba vueltas en la cabeza y estaba por sacar mi cerebro e inspeccionar que estuviera funcionando como debía.

—Esto está algo raro. —oigo decir a Felix, quien se acerca a mí—. ¿Vas a decirme qué está pasando?

Cuando me puse a pensar sobre cómo había iniciado nuestra relación, partí en una risa mental. Sinceramente, él era un chico excelente para tratarlo como amigo y compañero de trabajo, aparte de que nos molestábamos casi seguidos de una confrontación verbal y admitía que no tuvimos un buen inicio cuando nos encontramos ya que él era mucho más inmaduro y confiado que todos nosotros. Al final, y con un poco más de tiempo, pudimos entablar una amistad un poco extraña y salida de algún pensamiento irracional. Creo que cuando aceptó que nada más pasaría entre nosotros, pudo comprender que podíamos llegar a ser buenos amigos y eso estaba pasando aquí. Quizá hacía falta un poco de confianza, pero era parte de las personas con las que podía confiar por ahora.

—Si te lo digo —cruzo una mirada con Liam y me arrepiento en seguida—, no vas a creerme.

—Siempre piensas eso.

—Tú eres quien dice que tengo ideas locas y poco razonables todo el tiempo. Eso me pone en duda.

—Las cosas contigo no son nada fáciles. —gruñe.

—Me sorprende que te hayas dado cuenta en este punto.

—Pero me pregunto... —se sitúa frente a mí para evitar que Liam me viera— si ese chico tiene algo que ver con todo este alboroto dentro de tu cabeza. —da un zape en mi frente sin nada de pudor.

—No entiendo cómo lanzas esa teoría.

—Los rumores vuelan como locos, Adrien me ha contado la pequeña disputa que se ha dado entre dos personas conocidas por ti.

—No fue por mí. —creo... bueno, no sabría cómo explicarlo.

—Ah, claro. Déjame decirte que no te creo nada.

—Déjame decirte que eso no me importa.

—Hicieron un gran alboroto.

—No son nada discretos. —trato de evadirlo, pero él logra que pierda —. Bien, las cosas pueden estar algo raras por aquí, pero eso no significa que deberá pasar algo malo.

—Nadie dijo malo.

—Lo lamento. —trato de sonreír con un poco de ironía pero no pude, en vez de eso creo que mi rostro reflejaba que tenía dolor de estómago.

—Vaya —ríe de manera baja—, te ves graciosa.

Inflo mis cachetes para poder hacer que mi mente se distraiga por un momento.

Las instrucciones para cada uno de los grupos fueron exactas. Nosotros estábamos en el Night Queen, perfecto. Por ahora esa había sido nuestra suerte y debíamos aceptar todo lo que tendríamos que hacer a continuación.

—Según esto, somos el equipo blanco. —una de las chicas de mi equipo trajo consigo los papeles que usaríamos para poder hacer nuestro trabajo.

—Tenemos la peor suerte del mundo. —comenta Mathias, aquel muchacho castaño que se había llevado el aliento de muchos de los presentes por su apariencia. No trabajé con él jamás, pero me habían comentado que era muy profesional y de por sí muy cómico.