20. ¿Me concedes esta pieza?

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CHARLIE

Parecía ser que estábamos a pocos minutos de entrar al edificio, eso me alegró bastante, ya que me daba temor estar en las calles sabiendo que un loco seguía nuestros pasos. Me era reconfortante saber que estaría con todas las personas en quien verdaderamente confiaba, aunque todo estuviera desparramado de locura. Al igual que mencionar un mundo al revés. Aunque llegamos con poco tiempo de diferencia de Drew, nadie se acercó a nosotros. Curiosamente, habían ayudado a organizar la cocina, ya que cuando entré pude diferenciar el olor de aquel jabón líquido de limón que tanto me gustaba. Esa debió ser idea de Max, porque era el único que sabía de ese gusto mío. Sin querer, una sonrisa se plasmó en mi rostro y más cuando veo en la mesa dos platos especialmente para Liam y para mí.

—Es un lindo detalle. —susurro, cuando veo todo a mi alrededor.

—Es su forma de decir: "Disculpa nuestro comportamiento y no tomes represalias".

—Puede que así sea —suelto una pequeña risa—, me temen un poquito.

—Claro —Liam entorna la mirada hacia mí—. Un poquito.

Decidimos darnos el grandioso lujo de comer solo los dos. No debo mencionar que fue algo totalmente relajante, sobretodo porque pude hacer algo que jamás había pensado: tener una cita normal.

A pesar de todo lo sucedido con Drew, pudimos estar tranquilos y disfrutar de una velada divertida. Las cosas se podían reparar, pero sabía que tendría que trabajar con el hermano de Liam para hacerle superar su sentimiento extraño que tenía por mí. Esperaba que las cosas no se complicaran, tampoco sabía si debía comentarle de mis planes a Liam. No tenía una pizca de idea de cómo llegaría a tomarlo, pero estaba segura de que amaba a su hermano y deseaba lo mejor para él.

—Oye, sé que te gusta hacer esto.

Liam se levanta de la mesa sin acabar su plato y prende el estéreo para dejar oír la música del disco que estaba dentro.

—Delirien, Walzer —me mira con una sonrisa cómplice—. ¿Desde cuándo te gusta más Josef Strauss que Émile Waldteufel?

—También estuviste investigando de mi gusto en música. —era la única forma de que supiera eso.

—Puede que sí, puede que no —me tiende la mano mientras la música seguía sonando—. Concédame el honor de bailar con usted, bella dama.

—Con placer, se lo concedo.

Tomo su mano y ambos reímos al percatarnos de nuestra forzada forma elegante de expresarnos.

Fue mágico. Desde pequeña me había interesado la música clásica, pero jamás le presté tanta atención. Solamente cuando llegué a Paris y me instalé con el piano en la universidad, justo ahí, me percaté de mi gusto por algo así. Liam me estaba mejorando ese interés, más cuando ubica su mano en mi espalda y la otra la deja arriba junto con la mía para dar inicio a nuestro tan esperado baile. Los pasos eran certeros y naturales, casi me sorprendía la extraordinaria forma en cómo lograba guiarme por medio de todo el departamento. Debía admitir que este tipo de música sólo la tocaba, jamás me había atrevido a bailarla, por lo que varias veces me perdía del paso.

—Déjate llevar. No pienses mucho en tus movimientos y no dejes de verme. —me apega más a su cuerpo.

Seguramente había notado mi falta de actitud para la danza clásica.

No fue complicado solo ver esos maravillosos ojos azules que parecían brillar como estrellas o la postura que enmarcaba la seguridad que sentía por saber que, por esta vez, él tenía el total control de la situación.

I am not a Lady [MAMP#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora