18. Cómo negociar y no morir en el intento.

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Ese día llamé a Marcus de todas las maneras posibles para tratar de tener algún tipo de conversación con él

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Ese día llamé a Marcus de todas las maneras posibles para tratar de tener algún tipo de conversación con él. Nunca me respondió y poco a poco me fui angustiado al no tener una respuesta de él. Me costaba entender lo que estaba viviendo y lo que era sufrir un fracaso como ese. Entendí que para Marcus era importante la editorial y que había invertido años y años de su vida para darle vida. Perder siempre era difícil, pero aceptar el fracaso y avanzar era lo primordial para continuar la vida. Temía que Marcus fuera a quedarse para siempre en su angustia y su dolor.

Dejé de llamarlo cuando su teléfono me apareció apagado y sus mensajes solo recibieron una tilde. Suspiré, triste y amargada al saber que estábamos fallando una vez más. Se suponía que éramos una pareja y que debíamos confiar en el otro. Teníamos que acompañarnos, pero sin embargo no hacíamos otra cosa que alejarnos ante cada obstáculo. Me sentía alejada del chico que me gustaba y me tenía loca, sintiéndome inútil por no poder ayudarlo. No le recomiendo ese sentimiento a nadie, es tan triste que me dejó llorando hasta que finalmente me quedé dormida.

Al día siguiente me levanté preguntándome qué debía hacer, con esa sensación de vacío que hacía años no sentía. Afuera estaba helado y era uno de esos días en los que no quería salir de mi cama. No tenía que hacer ya que a mi también me habían despedido y no tenía en qué gastar mis ideas.

Pero algo en mi cabeza me dijo que no podía quedarme ahí.

Me vestí lo mejor que pude y fue a la editorial esperando encontrarme con alguien. Sin embargo, el lugar estaba casi desierto salvo por las nuevas personas en la sala. Suni me vio a lo lejos y pegó un pequeño saltito, corriendo hacía mi con energía. Llevaba dos coletas y la hacía más dulce de lo que parecía ser.

—¡Has venido! ¡Que feliz me pone! —comenzó a decir y no comprendí que estaba diciendome en ese momento. ¿Tenía una reunión con ella? La realidad es que no recordaba nada que tuviera que ver con ella pero asentí creyendo que así iba a calmarse un poco. Me quedé en silencio siguiendo a la joven y busqué a Marcus con la mirada, sin embargo me encontré con su despacho vacío—. Marcus no está... lo siento.

—¿Lo has visto?

—Ayer estuvo todo el día y hoy cuando llegué ya no estaba. Pobre, ayer estaba destruido. Caminaba como un fantasma, me dio mucha pena.

Suspiré y no le dije nada malo a la chica porque ella no tenía la culpa de los negocios de su padre. Yo también había fallado en todo eso por no mostrar mi novela antes y por haberla mantenido en secreto cuando podría haberla mostrado para darle fuerza a la editorial. Todos teníamos un poco de culpa y nos hundimos juntos en el barco hasta que finalmente el agua se lo llevó. Miré a Suni tratando de ver en esa chica a la persona que era antes, la chica que hacía un mes era feliz e ingenua.

—¿Vienes por él, no? Yo... yo creía que era por la propuesta editorial —susurró finalmente, comprendiendo a su pesar que no estaba ahí para escuchar a nadie decirme algo—. Estás aquí, Lizzie... ¿por qué no tratas? ¿Por qué no escuchas lo que tienen para proponerte? Te prometo que es lo más increíble que escucharás en tu vida... confía en mí.

La lista del jefe [Editorial Scott #1]Where stories live. Discover now