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— ¿Tú eres Yang Jeong In?

El menor alzó su mirada al escuchar su nombre, encontrándose con los dulces ojos de un chico de cabello negro y rostro amable. Ante la pregunta asintió, por lo que el desconocido tomó asiento frente a él. Se suponía que al ser nuevo en la escuela, no iba a tener la suerte de hablar con nadie, pero ahí estaba, alguien que colocaba su bandeja de comida sobre la mesa que Jeongin había escogido para pasar desapercibido.

— Me llamo Kim Seungmin, tengo diecisiete años, soy fan número uno de Park SeoJoon y... también soy un delegado comprometido con... — dejó de hablar súbitamente e hizo una mueca, como si hubiera olvidado la línea de un guión, y efectivamente, Jeongin lo comprobó cuando lo vio sacar un papel del bolsillo de su saco, luego lo guardó y volvió a mirarlo — comprometido con el desarrollo académico de mis compañeros, interesado en el ambiente emocional de cada uno de ellos y... algo de la salud mental, la verdad es que, aunque cueste creerlo, soy nuevo en esto.

— Ya somos dos — indicó Jeongin con aire divertido. Seungmin sonrió y el menor le correspondió, por lo que ambos pudieron comenzar a merendar. — Espera, si eres un año mayor que yo, ¿por qué...

— ¿Tienes dieciseis? — preguntó incrédulo, a lo que el menor asintió. — Oh, entonces... Tomé el perfil que no era. — sacó una hoja que había sido doblada cientos de veces de su bolsillo trasero del pantalón, lo revisó y dijo entre dientes — Putos árboles de donde sacaron material para hacer estos malditos papeles de mierda. — miró a Jeongin y suspiró — Al parecer el delegado de tu aula le está dando la bienvenida a mi compañero que luce como de doce años en este momento.

— Es una pena — admitió el menor verdaderamente desanimado. — Me caes bastante bien.

— Lo sé, ¿verdad? — sonrió el mayor. — Que se jodan. Hay que seguir comiendo. De todas formas tenía planeado renunciar a mi cargo.

— ¿En serio?

— No, pero ya veo que no funciono para esto.

Jeongin volvió a sonreír, Seungmin pensó que se veía bastante lindo de esa forma. Esa fue la primera vez que conversaron y comieron ramen juntos. Después de ello, ya que nadie los había detenido hasta entonces, el mayor le hizo un recorrido por toda la escuela. En la caminata se contaron de todo, se dieron cuenta de que había mucha química, pronto intercambiaron números celulares y terminaron en las gradas del enorme patio del pabellón principal.

— Entonces te eligieron como delegado por tus buenas calificaciones — dijo Jeongin sorprendido. — Eso es bueno, ¿no crees? Podrían ofrecerte una beca si continúas con sobresalientes.

— Si lo dices así, pues, sería excelente. — admitió Seungmin, y no tardó en comenzar a imaginarse un mundo de posibilidades. — Mis padres ya se esfuerzan bastante porque esté en una escuela de Seúl. Sería increíble también estudiar en una universidad de aquí.

— Si seguimos siendo amigos, podríamos ir a la misma universidad.

— Créeme, muy pocas personas me caen bien, y si terminamos siendo amigos, no te voy a soltar — indicó Seungmin, haciendo reír al menor, el cual no dejó de sonreír satisfecho con su primer día de clases. No se consideraba la persona más afortunada de todas, así que, conocer a alguien que lo hacía reír tan seguido era como un tesoro. — Por cierto, ¿por qué te cambiaste de escuela? Digo, es bueno tenerte aquí, pero...

— Oh, ammm... Ya sabes. — desvió su mirada a otro lado y se rascó el cuello ligeramente. La mueca que hizo pasar por sonrisa le dejó en claro a Seungmin que no era un tema que podía volver a tocar. — Mamá decide, hijo obedece.

Al término de las clases, Jeongin tuvo que irse de la escuela lo más pronto posible, por lo que no pudo despedirse de su nuevo amigo. Ni siquiera conocía bien a Kim Seungmin, pero algo le decía que el chico probablemente hubiera querido acompañarlo a su casa, y no podía permitir algo así.

Primera hoja de otoño 🍁| MINJEONGDove le storie prendono vita. Scoprilo ora