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Recuerda la primera vez que lo vio.

Su padre lo había presentado como una de las ganancias que había rescatado cuando había matado a un socio traidor y destruido su casino más grande. Había dicho que todos ellos iban a ser utilizados para prostitución y venta de órganos, pero que él necesitaba más perros en los campos por lo cual perdonó sus vidas a cambio de que trabajaran para él.

Antes había presenciado las filas de nuevas mercancías, caminando obedientemente hacia su nuevo amo, sin embargo, jamás vio a una criatura tan pequeña en aquellos grupos. Ella sabía que su padre cuidaba de su integridad, negándola ver como los nuevos eran marcados con una barra caliente en su torso con el emblema de su familia, en especial a los niños.

Hoy era su primera vez, se sentía eufórica, significaba que era lo suficientemente mayor para ir con su padre al ritual.

Su tío se opone a aquella tradición, diciendo que era denigrante, pero su padre siempre fue amante de ello y le restaba importancia con una sonrisa en su rostro.

Aquel niño dio un grito ahogado y pasó a desmayarse cuando el fierro se posó en su piel.

'Débil'

Fue lo único que pensó, no obstante, estuvo equivocada.

Tal y como su padre le enseñó, las nuevas mercancías fueran tratadas con respeto, dándoles a creer que su nueva casa era un lugar seguro, entrenándolos para que sean leales a la mano que les da de comer, un techo y una razón para vivir, dejándoles creer que son alguien.

"¿Sabes que es más aterrador que el miedo?" su padre había preguntado una tarde en la cual estaban cenando en la terraza - "La lealtad pura, princesa"- respondió con una sonrisa en su rostro- "No obstante recuerda, hay casos en los cuales nunca conseguirás lealtad, por lo cual, lo que tienes que ofrecerles es placer, un placer tan grande que sean adictos a ellos y no puedan hallar en otro lugar, que se hagan dependientes de ti, mi niña. El dinero o poder pueden ser fácilmente superados, debes indagar en lo más profundo de su seres y ofrecerle sus más oscuros secretos a cambio de sus almas"

Y lo entiendo desde el primer momento, alguien que solo te temiera, podría traicionarte con tal de salir de las garras de su opresor, pero, alguien quien es leal a su maestro se sacrificaría por él sin dudar ni un minuto. Y aquel que solo consiguiera sus más perversos deseos de ti nunca pondría en riesgo a su fuente y la protegerá con su vida.

En ambos casos se gana.

Ella admiraba a su padre, cada uno de los criados y guardaespaldas eran leales hacia él o eran adictos a lo que ofrecía.

Muchos de sus más cercanos guardaespaldas habían muerto de esa manera.

- "El niño tiene talento"- había escuchado una tarde mientras estudiaba en el estudio con su padre

- "¿Es así?"

- "Si, señor"- contestó el jefe de los guardaespaldas de la casa, era un viejo militar de aspecto severo que pocas veces elogia a alguien- "Permítame entrenarlo, será de gran utilidad en el futuro"

- "Haz lo que quieras"

El jefe de los guardaespaldas dio una profunda reverencia y salió de la habitación. Su padre no dijo nada por mucho tiempo, pero antes de finalizar la tarde, la tarea de vigilar y supervisar el crecimiento del nuevo recluta había caído en sus manos.

Fue molesto tener que ser algo así, aun recordaba ese grito lastimero del ritual, pero entendía que esta sería una de sus futuras obligaciones.

No obstante, su primera interacción fue después de 7 meses de la orden de su padre. Ella lo había vigilado y pedido reportes regulares por parte del jefe de los guardaespaldas, sin embargo, una tarde que se dirigía hacia sus propias lecciones, lo había visto entrenar junto a nuevos reclusos.

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora