Capítulo 2

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Londres, Inglaterra

27 De Agosto de 2024

Melody

—Y luego me dejó una nota y cien dólares como propina —le cuento a mi mejor amigo, ha pasado una semana luego del incidente sobre ese chico misterioso. No le pude contar a mi mejor amigo ya que, el muy cabrón se fue de vacaciones con sus padres a México.

Si, el viene de familia rica. Max es un niño mimado claro está, pero su personalidad es totalmente diferente. Hasta me sugirió que el pagaría mis estudios ya que le sobraba el dinero. Está claro que no acepté. También una vez le dije a Max que me gustaba la fórmula 1 y en mi cumpleaños me dijo que como regalo compró dos boletos vip paddock club para ir al premio de Mónaco. Obviamente le dije que era la última vez que hacía algo como eso.

Me hace sentir mal que yo no le pueda comprar nada lujoso a Max, pero él ha dicho que estaba bien, que no le importaba. Creo que he encontrado mi alma gemela en amistad, y no lo digo por el dinero, lo digo porque sé que Max y yo siempre apoyaremos el uno al otro, daríamos la vida por cualquiera de los dos.

—Cualquiera que sea no puede a ver dejado esa propina, debe de ser alguien importante —Max me saca de mis pensamientos y veo como masajea su barbilla, pensando— ¿No te dijo su nombre? —niego con la cabeza, Max y yo resoplamos al mismo tiempo, y nos dejamos caer en la barra. Cuando no hay casi nadie en el local, le enseño a hacer cafés pero siempre el termina aburriéndose y termino haciéndolo yo.

—Max, es un extraño, probablemente ni siquiera se digne a venir de nuevo, o Dios, y si llega a venir siempre me recordara como la mesera despistada.

—Concuerdo con el —asiente y yo le propino un golpe en su hombro, el pelirrojo ríe, voy a volver a hablar pero se escucha la campana de la entrada de la cafetería diciendo que un cliente nuevo ha llegado.

—Bien, mueve tu trasero de aquí, tengo clientes que atender.

—Yo también te quiero —se baja de un salto en donde estaba sentado anteriormente, en la barra al lado de la máquina de cafés y se sienta enfrente en la barra. Cuando miro que el nuevo cliente se ha sentado en un lugar aislado mi sangre sale de mi cabeza tornándola pálida. Max me mira extrañado—, ¿Y ahora, que te sucede?

—Es él —murmuro golpeando su hombro repetidamente, el voltea para nada discretamente.

El chico misterioso está sentado en la mesa más aislada del café, ahora él se encuentra con una blusa blanca y un jogger negro, tiene su típica gorra negra y sus lentes negros.

—Vaya que si se ve demasiado sospechoso —murmura mi mejor amigo tomando de su tasa de café y yo solo lo miro con ojos entrecerrados.

—Luego vuelvo —murmuro, agarro mi libreta y mi pluma, pero antes de dirigirme a donde está sentado el chico misterioso vuelvo a hablar hacia mi mejor amigo—: Y no se te ocurra quedártele mirando como idiota —Max suelta una risa y ahora sí, me dirijo a donde está sentado el chico misterioso.

—Bienvenido a L'eto Caffe, ¿Qué le puedo servir? —el me mira por debajo de sus lentes y sonríe.

—Pero si es la mesera despistada —habla en tono juguetón y a mí me sale una sonrisita, luego el chico escanea todo el lugar pero después de unos segundo se topa con la mirada de mi mejor amigo viéndolo fijamente, Max en cuento ve que lo está viendo rápido dirige su mirada al techo como si el techo fuera nuevo.

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