Capítulo 7

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4 de septiembre.

Londres, Inglaterra

Melody.

Un día.

En un día era la audición y mierda como estoy nerviosa.

Doy un último pirouette y volteo a ver a mis pies. No he parado de bailar en todo el día, y probablemente esto dañe mi salud física, pero el baile es lo único que me hace sentir viva.

La canción de Maroon de Taylor Swift suena mientras me dejo caer en el piso mirando a la nada. Me he exigido mucho este día, tuve que crear la coreografía en la madrugada y hoy la estoy practicando tratando de no olvidarlo, he decidido conbinar un poco de baile contemporáneo con un poco de Jazz, así podré impresionar a los jueces.

Desde los cuatro años entré en este mundo de la danza y pensé que al entrar a baile todo sería color de rosa, pero como estaba equivocada. Es un mundo totalmente diferente, siempre hay rencor y comparación pero, sin embargo, puedo expresarme sin sentirme juzgada, y no lo cambiaría por nada.

Me levanto de nuevo para seguir bailando y dejar que mis pensamientos me atormenten.

—Si sigues ensayando mañana no audicionaras —la voz de mi mejor amigo me sobresalta y caigo al suelo en medio de una pirouette.

—Creeme que ya me estoy arrepintiendo —murmuro dejándome caer en el sofá mientras me sobo el pie.

Hoy, después de tres años de trabajar en la cafetería decidí tomarme el día para poder ensayar todo lo posible.

—Ire por un café a la cafetería de la que trabajas, ¿Quieres uno?

—Eres el mejor amigo que he tenido —lo volteo a ver emocionada, amo el café.

[...]

Masajeo mis pies después de ensayar cinco veces más. El sonido de una puerta abriéndose y cerrando me llama la atención así que volteo para encontrarme con mi mejor amigo con dos cafés en ambas manos y en su boca una bolsa con galletas dentro.

—Adivina a quien me encontré —habla después de dejar la bolsa y los cafés en la encimera y acercarse a mi con cautela, yo solo frunzo el ceño y le hago una seña para que siga hablando—: al chico misterioso.

Me levanto lo más rápido que puedo al escuchar lo último.

Mierda. Mierda.

—Cuando iba saliendo me lo encontré apunto de entrar a la cafetería, el se asomó y luego después se fue como si nada —Max sigue hablando pero yo ya estoy enfrente del refrigerador.

¿Que día es hoy?

Busco en el calendario decorado con gatitos que cuelga del refrigerador y leo el día en el que estamos.

Jueves.

—¡Mierda! —exclamo asustando a mi mejor amigo, que, aún seguía hablando como si yo lo escuchara.

—¿Y ahora, qué traes tu?

—Hoy era el único día de la jodida semana donde veía al chico misterioso y justo hoy decido faltar. Mierda tendré que esperar hasta la siguiente semana —Zira se acerca a mi y como si supiera que estoy estresada, restriga su lomo en mis piernas.

—¿Y que tiene? Solo espera a la siguiente semana —ruedo los ojos. Max se acerca a la televisión y cambia la música que tenía y pone el canal de las noticias.

SerendipiaWhere stories live. Discover now