Capítulo 3

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Londres, Inglaterra

28 de Agosto de 2024

Melody

Veo fijamente el lugar de la dirección marcada en un papelito junto con el horario. La audición es en una semana.
Me encuentro en mi departamento, no puedo dormir, y sé perfectamente quién es el causante de mi insomnio y el que ha estado toda la semana anterior en mis pensamientos, esa persona tiene nombre y apellido.

¿Cual es el problema? No se ni su nombre, ni su apellido.

Pero regresando al tema inicial, no se si adicionaré, hace tres años, cuando mi abuela me ayudó para viajar aquí, fuí a la audición y si me lo preguntan, si, lo pondría como el peor momento de mi vida.

No quiero ni recordar ese día, pero para mi mala suerte, lo recuerdo tal cual, de solo recordar el día de la audición me entran ganas de llorar.

Muerdo mi labio pensando en que hacer.
¿Debería adicionar?

Antes de pensar cualquier cosa más, mi puerta es aporreada varias veces. Me levanto de la cama y y escondo el papel en mi cajón de mi mesita de noche. Abro la puerta encontrándome con la cara de mi mejor amigo.

—¡Melody, mi mejor amiga! —entra a mi departamento como si fuera su casa. Doy un suspiro porque sé que cuando habla en ese tonito se que quiere algo. Max le da una inspección a mi departamento—, tan perfeccionista cómo siempre.

Mi departamento es uno de los más diminutos del edificio, consiste en una cocina, una recamara, un baño y una pequeña sala.

Estaba decorada con paredes grises y blancas cuando la encontré, pero yo la decore con algunas plantas colgantes y varios cuadros sin ninguna foto, solo unas cuantas tienen fotos con mi mejor amigo. Y todo está perfectamente limpio.

Ah y claro, está mi mascota, Zira, es una gata blanca. Despuyes de un año de estar en este departamento decidí que necesitaba compañía y cuando entré a la tienda de adopción me llamó la atención ella, es como si fuera una yo gatuna. Duerme demasiado, come cuando se le da la gana y tiene mucha flojera.

—¿Que quieres? —susurro cansada y me siento en el sofá en posición india, Zira llega y se sienta encima de mi, yo le acaricio el lomo distraída.

—¿No puedo visitar a mi mejor amiga sin ningún propósito? —lo miro seriamente, el solamente rueda los ojos—, bieen, digamos que me han corrido de mi departamento —frunce sus labios, frunzo mi ceño.

—¿Ahora que hiciste? —lo miro enojada, Max me mira indignado.

Digamos que no es la primera vez que su compañero de cuarto lo hecha por alguna cosa que hizo.

Y esta es la décimo cuarta vez que lo hecha. Le he reclamado a Max que su compañero no es el dueño del departamento pero nunca me hace caso.

—Inundé nuestro baño —sonrie nervioso. Dios dame paciencia con este hombre.

—No puede ser —murmuro sosteniendo el puente de mi naríz.

—Oye, no sabía que si tiras por accidente el jabón al retrete y le bajas al baño este termina tapándose y empieza a salirse toda el agua —reclama indignado, reprimo una carcajada. Zira y yo nos volteamos ver y luego vemos a Max, ya se por donde va esto.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora