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La música sonaba fuerte y todo el mundo gritaba, hoy competiría Choi Soobin, el emperador de la pista. Desde hace dos años que se escapó del orfanato en donde estuvo desde que tenía memoria, el pelinegro empezó a correr para ganarse la vida y poco a poco subió de nivel hasta el punto en el que ya nadie era rival para su talento.

- ¡Hey!, ¿Listo? - le pregunto su mejor amigo y dueño del taller donde también trabajaba cuando no se encontraba en alguna carrera.

- Me ofende tu pregunta, Jun. Sabes que siempre estoy listo.

- Bien, lamento preocuparme por tu estúpido trasero.

- Ja, qué dulce eres.

- Lo sé - dijo el chico de cabellos rojos mientras hacía una exagerada pose - mi novio dice que soy encantador

- Huening Kai no tiene gustos realmente confiables...

El contrario rodó los ojos con diversión mientras soltaba una pequeña carcajada - Cállate y gana

- Lo haré.

Se separó de su amigo para ir hacia su auto y esperar a su rival, era una persona que aparecía registrada bajo el seudónimo "B", sin embargo, nunca antes había escuchado de aquel corredor... Quizás sería alguien nuevo.

De repente un Nissan GT-R apareció en su campo de visión, sin duda el dueño de esa preciosidad sabía a lo que venía y tampoco era un cualquier don nadie. No despegó su mirada del auto esperando a que se bajara la persona que lo conducía, y como si lo hubiese escuchado pedir por esto la puerta se abrió y salió un hermoso chico de cabellos rubios y ojos azules. "Lindo, muy lindo" pensó el pelinegro.

Se acercó con interés queriendo obtener el nombre del chico, si o si tenía que saber cómo se llamaba aquel ángel de cabellos dorados - ¿Hoy nos visita la realeza? - preguntó posicionándose tras él.

El rubio dio un pequeño salto en su lugar y luego volteo a mirarlo bastante confundido.

- ¿No dices nada, dulzura?

- Perdón, me sorprendiste un poco

- ¿Cómo te llamas?

- ¿Por qué te interesa eso? - Soobin levanto una ceja mientras sonreía, era un niño rico testarudo, al parecer.

- Curiosidad.

El chico sonrió esta vez haciendo que el pelinegro sintiera un vuelco en su estómago, ¿Cómo mierda alguien podía tener tal sonrisa? Quizás estaba en el cielo - la curiosidad no siempre es buena, emperador.

- Ya veo, sin embargo. ¿No te parece un poco injusto que tú al parecer sepas quién soy y yo no sé nada de ti?

- Bien, supongo que es verdad- dijo el rubio mientras se acercaba a su oreja para susurrar su nombre - soy Beomgyu.

- Beomgyu...

- Correcto.

- Encantado de conocerte - estiro su mano hacia el contrario, quien no dudo en aceptarla - ángel dorado.

Golden Angel - soogyuWhere stories live. Discover now