XII

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— Padre

— Taehyung, finalmente te acordaste de visitar tu verdadera casa.

— No te confundas, no vine a hablar contigo porque quiera.

— Lo supuse — dijo el hombre cuando finalmente volteo a ver a su hijo, su mirada no pudo evitar caer en su mano derecha — no me digas que te propuso matrimonio.

— Pues estás en lo correcto, me voy a casar con él.

— No vas a casarte.

— NO ES TU ASUNTO.

— Sabes que tienes qué dejarlo, Taehyung. Te he dejado seguir con este juego mucho tiempo, pero ya se te está saliendo de las manos, ahora llegas a mi casa con un anillo de compromiso y para completar, tu hermano también está cegado por un mocoso corredor.

— Desde un principio te dije que no lo iba a dejar, incluso cuando me fui a vivir con él pensé que ya era suficiente prueba para ti de que no estaba jugando.

— Eres un Kim, no puedes tener ninguna debilidad. Yo mismo los crie para que se convirtieran en los sucesores de nuestro linaje, no para jugar a los enamorados con los pobres.

— Como sabía que ibas a decir toda esa mierda, vine a hablar en persona contigo, me canse de que intentes meterte en mi vida y no voy a permitir que te metas en la de Gyu y que sigas intentando lastimar a Jungkook, voy a destronarte maldito asesino.

— Me preguntó cómo lo harás.

— Te sorprenderá saber que tengo mucha gente de mi lado.

— Taehyung será mejor que pienses bien en lo que harás si no quieres terminar como tu madre.

Un golpe perfecto, justo al corazón del rubio, quien miro a su progenitor con unos ojos llenos de rencor y tristeza mientras intentaba respirar correctamente. Su madre, su hermosa madre, a quien le arrebataron la vida luego de que el señor Kim fuera notificado de que la mujer ya no podía tener más hijos por problemas de salud. Quiso decir algo antes de retirarse del lugar bajo la mirada de su padre. Sin embargo, las palabras quedaron atoradas en su garganta y seguramente si seguía un segundo más ahí perdería la compostura.

— Hoseok…

— ¿Sí, señor Kim?

— Esta noche iremos a la casa de mi padre.

— ¿Señor?

— Es hora de cortar las raíces más viejas.





— Entonces, ¿Quieres que nos pintemos el uno al otro?

— Sí, creo que sería divertido.

— Beomgyu yo no sé dibujar.

— Intentanlo, igual feo o no estará en mi pared.

— No sé si eso me motiva.

— ¿Entonces qué quieres? — preguntó observando como se empezaba a formar una sonrisa en el rostro de Soobin.

— Un besito.

— Estamos en una zona pública, Soobin.

— ¿Y qué?

El rubio soltó una risa nerviosa mientras se acercaba a los labios ajenos. Sin embargo, estos fueron más rápidos en atrapar los suyos, al mismo tiempo que una mano se posaba en su cintura y otra en su rostro, sentía que empezaba a volverse adicto al toque ajeno sobre él.

Una vez se separaron Soobin junto sus frentes mientras sonreía dulcemente — Ahora sí, estoy motivado.

— Bien, entonces hagamos esto.

La tarde transcurrió tranquila para los enamorados, bueno solo un poco, ya que Beomgyu no pudo evitar burlarse casi todo el rato del pelinegro una vez mostraron sus dibujos.

— Gyu — llamo el corredor mientras tomaba la mano contraria — te voy a llevar a casa, vamos.

— Está bien.

Quizás llegar a casa está vez no sería tan bueno.

Golden Angel - soogyuWhere stories live. Discover now