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—Buenos días, mi señor.—lo levantó Raphael.

—Buenos días.

—Hoy seré yo su ayuda de camara.

El hombre se apresuró a quitarle la ropa de dormir para colocarle su atuendo de mañana.

—¿Descansó bien, Lord Rosemont?

—Sí.—se calzó sus zapatos con prisa y fue hacia el comedor en compañía del sirviente.

Elise aún no había llegado. Y si su señora no estaba, cualquier “intruso” debía aguardar a su regreso para que le sirvieran la comida. Exigir que se la entregarán antes solo alimentaría más la hostilidad.

—Mi señor su desayuno.—Olga depositó su plato frente a él dejándolo mudo. Era la primera vez que le servían sin que Elise estuviese presente.

—Y su periódico.—Alexander se acercó con el impreso en la mano. Eso sí era inusual.

Las mujeres solían ser amables, pero los Sombras eran otra historia. Nada de lo que dijera, hiciera u ordenará provocaba algún tipo de reacción en ellos. Solo estaban ahí para vigilarlo.

—Los notó raros hoy...¿Pasó algo?—inquirió sin esperar respuesta alguna. En Bleiston House se había acostumbrado a ser ignorado.

—Estamos bien, mi señor gracias por preguntar.—respondió Gwen con una sonrisa.

—¿Seguros? Nunca habían sido tan atentos.

—Mi señor discúlpenos si nuestra actitud le causó alguna molestia.—habló Alexander.—Nuestra intención nunca fue incordiarlo.

—¿Ah sí?—soltó una risa seca.—La sociedad de los Sombras siempre se ha caracterizado por sus sirvientes orgullosos y su trato descortés a los intrusos como yo.

El trato descortés venía motivado en parte por la desconfianza. Hasta que el intruso no probará su lealtad sería marginado.

—Mi señor, usted no es un intruso, es nuestro invitado.—señaló Olga recordando el término que su señora había utilizado.—Lamentamos no haber estado a la altura de sus expectativas, le ruego nos perdone.

—Díganme qué pasó...—exigió saber.—Hablen.

—Pues...—Alexander le contó a grandes rasgos la charla que habían mantenido con su señora. Elise les había dejado muy en claro que no permitiría malos tratos de su servicio hacia nadie. Y por eso su inesperado cambio de actitud.

—Así que eso sucedió. Esto va a ser divertido de ver.—sonrió con suficiencia—Ustedes son muy orgullosos y no los culpo, se han esforzado mucho para llegar dónde están. Su entrega y disciplina es algo que pocos servicios tienen. La mayoría se encarga de labores domésticas, pero ustedes además estudian, se preparan y compiten para ser mejores. Se podría decir que son la élite del servicio y su labor es muy valiosa para nosotros.

—Mi señor...—todos estaban atónitos al oír sus palabras. Habían esperado una reacción de rabia de su parte. Pero en lugar de eso obtuvieron compresión.—Lo sentimos mucho, nos esforzaremos por servirle como se merece desde ahora en adelante.

—¿Se esforzarán aún más? No quiero que nadie muera por servir a los Bleiston.

—¿Cómo?—Olga y Alexander abrieron los ojos de par en par.

—¿Creyeron que no lo había notado?

Lo hice desde el primer día que llegue aquí...

—Me sorprende ver a tan pocos sirvientes pululando por los pasillos.

Prohibido AmarteWhere stories live. Discover now