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El ambiente era distendido. Las risas de las mujeres, el olor a tabaco y la música inundaban todo el lugar. Adrien se encontraba en una de las mesas junto a Barret Harper, su espía y confidente de confianza.

Habían salido a recolectar información y hacer “amistades” una vez que Devonshire se fue a dormir.

—¿Cree que Margarita vendrá, mi señor?—preguntó Harper con verdadera curiosidad. El espía había estado siguiendo los pasos de la joven en los últimos días.

—Lo hará.

Margarita era la hija del dueño de la posada y su principal objetivo de esa noche.

—Allí está—señaló Adrien con su mentón. La mujer ingresaba por una de las puertas laterales del bar junto a su amiga, la señorita Agatha.

—Parece ser que sus sospechas eran ciertas General—masculló Barret a su lado—Vinieron ambas.

—Ahora deberíamos llamar su atención—le hizo una señal al camarero para que ubicará a las jóvenes cerca de su mesa. Y él así lo hizo.

Una vez que ellas empezaron a acercarse, el marqués y Barret se echaron a reír estrepitosamente y la “magia” ocurrió. Sus miradas se encontraron y las féminas como un pez picaron el anzuelo.

—Señor Callister...No esperaba encontrarlo aquí.

—Lo mismo digo, señorita Fernández—Adrien se levantó para apartarle el asiento e invitarla a su mesa—¿Qué la trae por aquí?

—La buena compañía y la buena música—le sonrió con picardía.

—Entonces no necesita buscar más—le devolvió la sonrisa.

—¿Sabe bailar, mi señor?

—Pruebeme—Adrien le extendió su mano y la llevó a la pista de baile, dónde más parejas se reunían.

—Es muy bueno—opinó la muchacha en medio de un giro.

—¿Ah sí?—antes de que las mujeres llegarán había estado observando con atención a cada uno de los bailarines para poder replicar sus movimientos.—Una mujer tan encantadora como usted merece lo mejor.

Volvieron a girar entre risas. La joven se sentía ligera entre sus brazos como si en lugar de bailar flotará.

—Esta noche...—empezó Margarita con un ligero rubor cubriendo sus mejillas—...esta noche mi padre no está.

—¿Esa es una insinuación, señorita?—arqueó ambas cejas divertido.

—Solo si usted acepta.

—Convénzame.

—¿Esto puede servir?—se llevó una mano al cuello y luego fue descendiendo lentamente hacia uno de sus senos. Adrien clavó su mirada en su collar mientras la mujer extraía un papel de su escote.—Son los nombres de los caballeros que vinieron a buscarle la última vez.

—Gracias.—tomó el papel y lo guardó en el bolsillo de su pantalón mientras ella lo abrazaba. El baile había llegado a su fin y las parejas se despedían con algunas muestras sutiles de afecto antes de regresar a sus mesas.

—¿Entonces, señor Callister?

—Pues...—Grafton iba a responder cuando sintió una mirada penetrante en su nuca. Alguien lo taladraba con los ojos sin pudor alguno. Se giró y vió a Devonshire acercarse a ellos.

¿Qué demonios hacía despierto?

—¿Te diviertes?—le dijo el conde sentándose en su mesa. Tenía la cara de haber probado comida en mal estado.

Prohibido AmarteWhere stories live. Discover now